domingo, 31 de agosto de 2008

Pérdida de memoria

Hace unos días hablaba con mi maiga Silvia de un tema que me preocupa desde hace tiempo: estoy perdiendo memoria.
He estudiado filología y, durante la carrera, mi cerebro era un hervidero de títulos, libros, fechas, nombres, generaciones, épocas, periodizaciones, nombres de películas, de corrientes literarias y artísticas, de estructuras, en fin, era capaz de relacionar muchos datos de forma bastante inmediata y sin apenas esfuerzo.
Han pasado poco más de tres años desde que terminé la carrera y,en este tiempo, además de aprender muchas cosas nuevas (un idioma, el neerlandés; cómo hacer bien mi trabajo y disfrutarlo; técnicas pedagógicas y de enseñanza; cocinar decentemente; un poquitín sobre música y algo sobre arquitectura o arte moderno...) he olvidado otras a miles.
Me da mucha rabia. Muchas conversaciones a mi alrededor giran en torno a cine, música, libros, artes, y me veo inválida al no ser capaz de recordar cosas básicas y tenerlas siempre en la punta de la lengua sin que lleguen a salir.
Claro, luego llego a casa, lo busco en internet, "Claaaaaaaaaaaaaaro, hombre, si es que lo sabía, joder..."y, ¡hala!, a olvidarlo otra vez.
No sé cuál es el remedio para ello. Supongo que estudiar de nuevo de forma tan intensa y fructífera como hace pocos años. O quizá es algo que no tiene remedio y, hoy día, con internet y tantos recursos al alcance de la mano, lo que hace falta no es tanto memorizar datos como saber dónde encontrarlos fácil y rápidamente.
Lo que sea. El caso es que echo de menos saber cositas, no quiero volverme (aún) más ignorante.
Y justo ahora que quiero ponerle remedio releyendo cosas, estudiando un poquitín más otra vez, curioseando en apuntes y notas viejas, justo ahora, empieza el curso: 1 de septiembre y lunes.
Habrá que quitarle horas al sueño para ponerle remedio...

1 comentario:

Anónimo dijo...

La memoria no es tan importante, la búsqueda y el aprecio de las cosas, sí. De uno de mis discos favoritos no recuerdo casi ningún título. No soy una romántica del Alzheimer , pero no recordar fechas o nombres no me quita en absoluto el sueño. Hay gente que no las utiliza (las fechas, los nombres...) sino como coleccionismo, tan adolescente y tan pedante. Y, aunque pedantería diría yo que existe la absoluta (ésta) y la relativa (la que los demás determinan de un tercero por comparación), prefiero disfrutar de la tranquilidad que proporciona no avergonzarse de los lapsus tipo Kawasaki en vez de Kurosawa o de la pura y genuína ignorancia. Porque eso significa que todavía tengo tiempo para aprender. Si me apetece.