miércoles, 6 de agosto de 2008

No sólo de pan vive el hombre (y la mujer, tampoco)

Pero qué difícil es hacer algo auténtico, original, creativo, especial. O, sin aspirar a tanto, aprovechar al máximo cada día, dormir menos y leer más, aprender más de la gente, viajar, no sé, algo con sustancia. Lo del blog no es ni siquiera tan especial, aunque yo así quiera creerlo a veces, y hay días en los que entre hacer compra, estar al tanto ( má o meno) de la actualidad de aquí y de allí, hacer comidas, tomar un café con alguien y escribir un par de emails me quedan dos minutos para leer algo y gracias. No sé, o los días realmente no tienen 24 horas como quiern hacernos creer o yo soy demasiado exigente y siempre quiero más o va a ser verdad que la sociedad de la super-constante-inmediata información en que dicen que vivimos aturulla más que enriquece.
Para rizar el rizo, voy y me apunto a clase de francés, almuerzo con una amiga, hago la compra del día, tengo plancha pendiente, hablo con mi marido en neerlandés mientras cocino y nos contamos un poco cómo nos ha ido el día antes de salir escopetados a recoger a mis suegros al aeropuerto...
En fin, ni yo sé que quiero decir con esto, menos mal que con media hora al día escribiendo me paro a pensar de-dónde-vengo-adónde-voy y me doy cuenta de que hace ya tres días que no tengo tiempo ( literal) para leer un libro.
Menos mal que estoy de vacaciones (léase con tono muyyyyyyyyyy irónico)

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