jueves, 21 de agosto de 2008

Teoría de la relatividad

Íbamos a pasar una tarde de miércoles a base de café, cerveza, paseo por el centro y cenita barata "a lo estudiante" cuando nos enteramos de la terrible noticia del accidente aéreo ocurrido ayer en Barajas. De piedra nos quedamos, y ya el resto de la tarde y hasta que llegué a casa por la noche la pasamos tratando de seguir con nuestras conversaciones y preocupaciones sabiendo que somos unos privilegiados.
No conozco a nadie que fuera en ese avión y, por tanto, no me siento idenfiticada con las víctimas ni su familia; no puedo comprender su dolor pues nunca he perdido a nadie a quien amo de forma tan trágica; no sé muy bien qué pensar y ni siquiera si es correcto que escriba sobre ello. El caso es que estoy sobrecogida.
No me gusta que los políticos y los periodistas (salvo honrosas excepciones) digan que expresan su solidaridad con las víctimas. Si alguien sabe de lógica, por favor, que diga con palabras un poco más correctas que esa afirmación es antilógica: no hay solidaridad en el dolor, ni mucho menos con alguien que ha fallecido. Hay dolor, compasión, comprensión, sobrecogimiento, asombro. Y uno intenta ofrecer consuelo, apoyo, duelo, comprensión, ayuda. Pero no solidaridad, por favor.
sabiendo que una tragedia así está afectando profunda y dolorosamente a varios centenares de personas, en fin, lo siento, creo que no es el momento de escribir sobre tonterías que me han sucedido o que he pensado o sentido en las últimas horas. Insisto, aún sin conocer a los fallecidos ni a sus familiares, cuando aparece así la muerte todo me parece muy relativo.

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