viernes, 23 de marzo de 2012

Cuadernos

Una de las costumbres heredadas de casa de mis padres - y que ellos mismos han dejado un poco, qué pena- es la de comparar el periódico el domingo, con todos los suplementos posibles, y hojearlo sentada tranquilamente a la mesa picando algo, mientras termina de hacerse la comida. Paella o cocido a ser posible. Ayyyy...
A lo que iba: siguiendo esa sana costumbre, di con un artículo escrito por una presentadora de radio que hablaba de la pasión que tiene por los cuadernos. Cómo los tiene de todos los tamñas, formatos, colores, materiales, y cómo los hechos en dos tiendas concretas (una en Lisboa y otra no me acuerdo dónde) son especialmente hermosos, y cada vez que va a esas ciudades visita las susodichas tiendas y se hace con un cargamento para llevarse a casa.
Hasta ahí mi identificación plena. Los que me conocéis bien sabéis que he estado comprando y me habéis regalado cuadernos de todo tipo desde que tenía 15 años (es decir, la mitad de mi vida, que los 30 están ahí mismo), y se acumulan en mi casa, en cajas, en armarios, en el despacho, en el sótano, en más cajas.
Lo que me sorprendió enormemente era que esta mujer los compraba pero no los escribía. Decía que estaba esperando la ocasión perfecta, la novela que no acaba de arrancar, el relato que lleva años dándole vueltas en la cabeza, pero que nunca le parecían lo suficientelmente buenos como para estropear uno de sus maravillosos cuadernos escribiéndolo.
Curioso, porque es justo lo contrario que me pasa a mí, que no paro de garabatearlos, y lo que escribo no vale nada, y hasta escribo varios a la vez (uno para Tobias, otro para Clara, uno mío, otro con proyectos-ideas del trabajo, este blog, al que cambio de aspecto de vez en cuando para tener la impresión de que es un cuaderno nuevo, otro que hace años que no toco y ya ni sé dónde está, con poemas), y no me imagino guardarme dentro toda esa hojarasca, no podría, es como si me quemara, tiene que salir, convertirse en letra, en palabra escrita. Aunque sea una mierda.

En fin, lo que vengo a decir es lo curiosos que son, los cuadernos, que parece que tienen vida propia, que ocupan la casa de una, los cajones, los armarios hasta llegar a extermos de escritores que se mueren y sus herederos o los investigadores descubren montones de ellos repletos de un material increíble (no era escritor, pero Kurt Cobain hacía lo mismo, leí un reportaje sobre ello hace como dos o tres años, y no sé por qué se me ha quedado como muy grabado, tenía montones de cuadernos llenitos con no sólo letras de canciones, también dibujos, proyectos, ideas, pajas mentales varias como las que tenemos todos, etc).
Y cómo esta mujer los guarda como oro en paño, esperando que llegue la escritura perfecta para atreverse a dar el paso y mancillarlos, mientras que yo soy despiadada y cruel con ellos llenándolos día sí día también, con mis chorradas imperfectas e inacabadas.

Día redondo

Hoy, en el día de tu 2° cumpleaños, hace un sol radiante, un tiempo precioso, parece que hecho a propósito para que el domingo podamos celebrarlo al aire libre, con globos y tarta y cumpleaños feliz en dos idiomas (como el año pasado).
Cómo has cambiado en un año, madre mía. Y cuánto ha cambiado todo a tu alrededor, a nuestro alrededor. Para empezar, existe Clara, la muñeca morena de ojos grandes, como me gusta llamarla. No sólo existe, sino que tiene ya casi 10 meses, buf, otra que no para de crecer y de cambiar. Y cómo la quieres. Es un regalo ver cómo os comunicáis a vuestra manera, ella sentada en su parque floja de risa miránodte, y tú sentado en la trona haciéndole bobadas para que se ría, y cuanto más se ríe ella más lo haces tú, y así podéis pasaros un buen rato, enredados en esa espiral de risas. Clara empieza a palmotear y a gritar como loca cuando ve que bajas de tu habitación por las mañanas, o cuando te acercas a ella para darle besos o un juguete que se le ha caído. ¡Pero si hasta véis juntos los dibujos, los dos monísimos, repeinados después del baño, sentados en el sofá!
Fíjate todo lo que te cuento, todo lo que has cambiado desde tu último cumpleaños. Ya no sólo andas, y corres, y comes totalmente solo, y te sabes canciones, y has viajado solo con tu papá a Italia, y has probado un helado, y bajas las escaleras solito, y sabes contar en los dos idiomas!, y hablas una mezcla graciocísima de neerlandés-español-Tobisiano, sino que, además, eres ya y te comportas como un hermano mayor.
Los autobuses, Mickey Mouse, los patos del estanque del parque cerquita de casa, tu bici (y, espera, ya verás qué sorpresa te tenemos preparada, una bici de verdad, de niño mayor, como esas a las que te quedas mirando embobado cuando vamos al parque) son, además de Clara, tus héroes. Sí, digo héroes sabiendo que son objetos, animales y dibujos animados, pero es que sin ellos no podrías vivir. Sin papá y sin mamá, bueno, quizá, pero un mundo sin autobuses????

Y en seis, meses, al cole. Que ya lo dices, cole, cole, aunque no estoy muy segura de que sepas qué significa, pero ya tendrás tiempo (aaaaaaaaaaaaaños y años de tu vida) para saber qué significa. Pero esa es otra historia, hijo, no vayamos tan deprisa, bastante rápido crecéis ya.
Y nosotros lo mucho que lo estamos disfrutando, vaya que sí. Más intentsamente si cabe este fin de semana. Hoy, para mí, es un día redondo, intensísimo.Tengo lágrimas en los ojos casi desde que me he levantado. Lleno de recuerdos, del mismo día en que naciste, lo largo, duro y doloroso que fue el parto, las horas posteriores, lo pequeñito y distinto que eras a como eres hoy, tu olor a jamón de York (lo siento, pero es así; un olor a vida, a carne, un poco a animal, no lo olvidaré nunca), el mundo tan nuevo y desconocido que se me abría con un bebé en brazos, los miedos, los interrogantes, el milagro de ser madre y de que la vida, a partir de ese momento, ya no sería nunca la misma. Sería, es, mejor, infinitamente mejor.

Es un día redondo porque celebramos los dos años que hemos pasado a tu lado, la personita en que te has convertido, con tu carácter, tus miedos (al agua, a caerte, al motor de algunos coches o motos), tu risa sonora y contagiosa, tus propios gustos, tu horario. Celebro también, yo sola y sn que nadie lo sepa, el cajón de recuerdos que guardo aquí dentro, desde mi embarazo hasta esta misma mañana, y los saco uno a uno, o varios a la vez, los miro, los saboreo, me regodeo en ellos.
He empezado a escribirte esta entrada como el año pasado, con la mente puesta en que es mi particular regalo para ti, especial, inmaterial, que quizá te guste desempaquetar y leer dentro de unos años, que qué bonito si consigo hacer de ello una tradición. Pero me doy cuenta de que el regalo eres tú y, aunque suene a tópico, las palabras se quedan cortas para decirte hoy lo infinitamente mucho que te quiero.

Gracias, Tobias, por regalarnos este día tan redondo, por estar aquí, por ser tú y ser ya como eres, por hacerme sentir tan orgullosa de ser tu madre. Por completarme.



PD: Y, por si fuera poco, día más redondo aún: esta es la entrada n° 250 de este blog ;-)

martes, 13 de marzo de 2012

¿Son los blogs algo de mujeres?

¿O soy yo que, casualmente (o no, mmmm...) sólo doy con blogs de mujeres? Miento, alguno escrito por un hombre también leo, pero es una inmensa y aplastante mayoría de mujeres la que escribe.
Se me ocurren varias teorías para explicar este fenómeno, pero me gustaría saber qué pensáis vosotros antes de dar mi opinión-veredicto.
Hala, a pensar y a escribir, ya seas mujer u hombre.
Por cierto que, para confirmar mi teoría, yo soy mujer, tengo un blog, y la mayoría de los que me leéis sois mujeres.
Vale.

Marcha blanca

Lo he oído esta mañana en la radio, en las noticias, y se me ha quedado dando vueltas, enganchado. Me parece una combinación preciosa, la elección del adjetivo, fascinante.
Se trata de una marcha que se ha convocado para este próximo domingo, una marcha pacífica por Bruselas en señal de repulsa por el atentado cometido anoche por un musulmán sunita contra una mezquita chiíta en esa ciudad.
La noticia en sí es horrorosa, sobre todo porque ha muerto el imán de la mezquita.
Pero lo de la MARCHA BLANCA, ya os digo, no sé por qué, se me ha quedado rondando en la cabeza, y tenía que salir.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Boquiabierta

Falta de ideas los últimos días para escribir una entrada nueva en el blog (y superadísima por la avalancha de mala suerte que tenemos esta semana, por no decir este año, ya os contaré cuando tenga tiempo y lo vea todo con un poco de perspectiva) abro el periódico y me doy de bruces con que existe un "Instituto Coca Cola de la Felicidad". Alucino.
Quizá debería hacerme una cuenta de twitter, para entradas ultrarrápidas como ésta.
Pero qué fuerte.