lunes, 28 de febrero de 2011

Dolor

Hay cosas que una no se imagina cómo pueden ser hasta que pasa por ellas. Por mucho que nos digan, o leamos, o veamos.
Como el dolor de ver a un hijo enfermo, y desear con todas tus fuerzas (pero sin resultado inmediato) que mejore. O que ojalá fuera yo la que estuviera pasándolo mal en su lugar.
Todo eso he sentido estos días atrás teniendo a Tobias en el hospital. Y sabía que estaba en buenas manos, que antes o después se recuperaría y que, mientras tanto, el mejor sitio para ello era donde estábamos, en el hospital. Era consciente de que somos unos privilegiados por poder acudir tan rápido a un médico y tener medios a nuestro alcance para recobrarle la salud a nuestro hijo. No quiero ni puedo imaginar el sufirimiento de millones de madres en el mundo que ven impotentes que no pueden hacer nada por sus hijos enfermos, porque no hay medios o médicos o no tiene dinero para pagarlos o están muy lejos. Qué horror, se me cae el alma a los pies, de verdad.

Aun así, a pesar de saber que finalmente mejoraría, he sentido un dolor como nunca antes, y nada era tan importante como Tobias y que se mejorara.
Ya ha pasado todo, menos mal. Y, visto desde el ahora, bastante rápido. Pero el recuerdo de ese dolor va a seguir siempre ahí.

jueves, 17 de febrero de 2011

Vente a Alemania, Pepe

Ayer me quedé flipada viendo uno de los reportajes del sábado pasado de Informe Semanal. Por lo visto Alemania va a ofrecer ( o está ofreciendo) unos 800.000 empleos para gente cualificada a jóvenes de otros países europeos, muchos de ellos a españoles.
Claro, tal y como está la cosa, por lo visto ha sido masiva la demanda de información y el interés que esta noticia ha despertado.
Todos como locos a Alemania, como si fuera un déjà vu de hace 50 años.
Seguramente, si yo estuviera en España y sabiendo un poquito de alemán como sé, haría lo mismo. Lo que no me explico es cómo los políticos no se echan las manos a la cabeza y se mueren de vergüenza al ver a qué tiene que recurrir la gente para salir adelante.
Qué mierda de país, pienso algunas veces.

lunes, 14 de febrero de 2011

Segundo semestre

Comienza hoy en todas las universidades flamencas. De momento lo he notado en Lovaina, ciudad universitaria y estudiantil por excelencia, que las semanas pasadas se había quedado vacía, ya que era época de exámenes y "descanso" entre semestres.
Hoy ya se ve a mucha más gente en la calle, todos mis compañeros (y yo misma) tenemos nuevos horarios, nuevas metas, nuevas clases con alumnos nuevos.
Me parece increíble, ya el segundo semestre. Dentro de nada comenzará la primavera, los días son ya un poco más largos.
Recuerdo que cuando estaba aún en el colegio o en la universidad los ãnos se me hacían infinitamente más largos, aburridos, monótonos y tediosos que ahora.
Oía a algunos adultos decir que el tiempo pasa volando, demasiado rápido, más cuanto mayor te haces. Y nunca me lo creía, porque no era en absoluto la percepción que yo tenía del tiempo.
En fin, me incluyo ahora en ese grupo de gente para la que el tiempo pasa casi demasiado deprisa. Y sigo fascinada con el tema de la percepción que yo tengo del tiempo, siempre ando dándole vueltas en la cabeza y garabateando sobre ello.
Qué cosas.

viernes, 11 de febrero de 2011

Algo sigue creciendo dentro

Hace ya tiempo que siento cómo te mueves ahí dentro. Y ayer lo notó tu padre por primera vez. Qué emoción tan indescriptible, igual a la que sentimos con tu hermano Tobias.
Ya sé lo que es estar embarazada, los cambios que sufre el cuerpo, las emociones, las incomodidadesy molestias, lo que no puedo comer y los antojos graciosos que me dan, los miedos que me asaltan de vez en cuando. Es todo igual, pero es distinto. Tú eres ya distinto. O distinta, según tu padre. El viernes que viene lo sabremos, no tengo paciencia para esperar una semana entera.
Cuando miro a Tobias, que dentro de nada cumple un añito, me digo que no lo hemos hecho tan mal al fin y al cabo, que es un niño feliz y alegre que nos completa. Entonces me tranquilizo y pienso que contigo será igual, que seguro que crecerás sano/a y feliz y, cuando quiera darme cuenta, estaré pensando en cómo celebrar tu primer cumpleaños.
Pero me da miedo no estar a la altura, no tener energía suficiente para los dos, no saber daros lo que necesitáis en el momento en que lo necesitáis. Y no me refiero a comida o juguetes, sino a amor, atención, oportunidad de ser vosotros mismos, de crecer y sentir que estamos a vuestro lado y, al mismo tiempo, que os dejamos libertad para llegar a ser quienes vosotros queráis llegar a ser; me da miedo no encontrar el punto intermedio entre ser madre y ser Lydia, convertirme en una madre posesiva y aburrida que sólo vive para estar en casa y asfixia a sus hijos o, al contrario, una mujer más preocupada de sí misma y de divertirse o crecer egoístamente que de las personas que necesitan de ella, de sus hijos, padres, hermanos, marido.
Parece que notas que hablo de ti, que escribo sobre ti, y justo en este momento te mueves. Y yo ya te quiero.

Así que no sé cómo será el futuro, cómo me portaré, cómo me verás, qué imagen tendrás de mí, cuánto me querrás. Nos obstante, te prometo dos cosas:
- voy a darte lo mejor de mí misma, igual que hago ya con tu hermano Tobias. Y casi seguro que me equivocaré muchas veces, pero te juro que siempre será con la mejor de las intenciones.
- ya me estoy cuidando mucho, prestando atención a lo que como, a lo que duermo, yendo mucho a nadar para estar fuerte en el momento del parto; voy a preparar bien el tiempo que estaré de baja, hago los ejercicios que me enseñó la fisioterapeuta y, sobre todo, te tengo constantemente en mente, como un nuevo motor (y sois ya tres, papá, Tobias y tú) que me anima a levantarme cada día.

Aquí estoy para ti, amor. Soy tu mamá.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Dos minutos

Tras varios días sin escribir nada, la cabeza bulle con ideas, reflexiones e impresiones acumuladas. Tantas, que no sé si escribir una entrada larguísima o varias pequeñas, ni cómo ordenar ese torrente.
Así que voy a tirar por la calle de en medio y opto por algo con lo que he dado casualmente hoy leyendo un artículo en El País, y sobre lo que ya oí algo en la radio la semana pasada.
Con estos tiempo en que vivimos, creo que es lo mejor que podría hacer, en vez de seguir bombardeándoos con mis cosas.
Un poco de calma, que bien falta (me) hace.
Sólo tenéis que hacer click aquí: DOSMINUTOS, y tomarlo como un juego, aunque creo que es mucho más importante que eso. Bueno, tener tiempo para jugar también es importante, qué digo...