jueves, 12 de diciembre de 2013

2:34

Es el tiempo que dura este vídeo. Podéis verlo pinchando aquí.
Desde hace un par de semanas tengo la canción en la cabeza. A veces comparto por medio del blog la música que me emociona y me llena la cabeza de pájaros y poemas.
Hoy las noticias del periódico me han puesto especialmente triste, el mundo me parece más mierda. Me enfurece ver una noticia sobre la forma más "cool" de "clubbing" inventada por un modernete frívolo en Londres al lado de los refugiados sirios que están sufriendo los rigores del invierno. 
Algunas imágenes de este vídeo ofrecen cierto consuelo, arrancan una sonrisa. Ya veréis. Y la canción es, sencillamente, hermosa. Aunque al final me doy cuenta de que el mundo, hoy, para muchas personas, sigue siendo una mierda.

viernes, 29 de noviembre de 2013

Romper una lanza

Es el propósito de mi entrada del blog de hoy. A favor de estos belgas, o flamencos, o ganteses. De algunos, al menos. Y no sé si tendrá que ver con que poco a poco parece que va acercándose la Navidad (aunque antes tiene que parar San Nicolás por aquí) o que, debido al frío, la gente busca algo de calor humano.
Sea como sea, esta mañana he ido a hacer un par de recados en mi bici nueva. Es verdad que es una bici muy chula, roja, tipo holandesa, de paseo, con una cesta de mimbre en la parte delantera para meter las compras y una sillita de niño a juego -roja, también- en la parte trasera. La había aparcado y, al volver a cogerla para seguir con mis recados, un señor mayor estaba aparcando la suya.
"Me recuerda a cuando yo era joven", ma ha dicho, todo sonriente él, vestido con ropa deportiva y una mochila al hombro (estábamos delante de la piscina cubierta).
"¿Y eso?", le he preguntado yo.
"Mis padres tenían una tienda de bicis", ha contestado el señor, "y yo siempre iba a hacer la compra en una bici igual que la tuya, así, con la cesta delante. Es una bici magnífica, robusta, un poco lenta pero muy segura".
"Ya", le he dicho yo, "aunque pesa un poco".
"Pero eso es bueno, es una bici magnífica, preciosa. Disfrútala".

Y yo, que he dormido muy mal y por eso estoy como medio atontada todo el día, flotando, me he ido en una nube, henchida de orgullo, con mi bici roja.
Siguiente parada: "matricular" la bici. En el centro mismo de la ciudad. En mi estado todavía soñador y como embodado (mientras escribo esto sigo así, no sé qué me ha dado hoy) era la oportunidad perfecta para enredarme un poco en el ambiente pre-navideño, el centro de Gante lleno de gente, dia de mercado, turistas, operarios instalando ya los mercados navideños, las tiendas decoradas con San Nicolases y "Zwarte Pieten".  Demasiado anonadada para hacer fotos con las que acompañar esta entrada, ahora me arrepiento un poco de mi despiste.
Por fin he conseguido llegar donde quería sin caer en la tentación de pararme a toma run gofre o un chocolate, y el señor -también algo mayor, de manos grandes de trabajador y gafas para ver de cerca que tenía que ponerse y quitarse según para ver qué- que estaba en el taller de bicis ha sido también amabilísimo, dándome conversación. Nada trascendental, que si las bicis, que qué bici más bonita (☺), el frío, cosas así. Sin patronizarme (mi acento, mi nombre...), sin preguntarme de dónde soy ni decir la palabra "cerveza" al oír que soy española.

Por eso he vuelto a casa así, feliz con estos encuentros pequeños que me ofrece a veces la vida, con estas dosis de calor humano en días cada vez más cortos, más oscuros y más fríos.
Y, aunque es verdad que a veces me quejo de la frialdad generalizada de (algunos) belgas, hoy tengo que romper una lanza en su favor.




lunes, 18 de noviembre de 2013

Otro regalo (para Tobias y Clara)

Tobias, Clara, no sé si algún día leeréis esto. Ojalá que sí, como tantas otras cosas que os escribo. Quiero que sepáis quién es ahora, quién era vuestra madre cuando tenía 27,28,29, 30,31...
Con qué soñaba, qué sentía, qué me preocupaba, qué me emocionaba, qué me hacía reír o llorar o enfurecerme. Qué música escuchaba o qué comida cocinaba.
Ahora es el presente, y os cuento con qué sueño, qué siento, qué me preocupa, qué me emociona, qué me hace reír o llorar o enfurecerme. Qué música escucho o qué comida cocino. 
Aquí, en el blog, o en los diarios que cada uno de vosotros tenéis.

Esta canción me hace pensar en vosotros (aunque se llame "Son"), os la dejo aquí para que la escuchéis y la leáis. Uno de mis pequeños regalos para vosotros, algo de la música que ahora escucho y me emociona y hace que se me ponga la piel de gallina. 

Sois mi vida.

http://www.youtube.com/watch?v=czFKsD3GbR8

And if you follow me son
The window wrap around you
Carry from the ground
You will never be alone

You wait one turn to sunlight
That's falling on a girl
You're still inside the world

She's reading books from empty women
They're givin' beauty tips from empty hips

And how is the water of the rain
And how is the air of the wind
And how are the arms of your mother
She's holding you in

Watch them as they try to fly their kites inside their bedrooms
That were only built for drinking
Your thoughts they never lasted long when you were under the sky
Above it you can hold a thought forever

And how is the water of the rain
And how is the air of the wind
And how are the arms of your mother
She's holding you in

And how is the water of the rain
And how is the air of the wind
And how are the arms of your mother
She's holding you in


...Y perdón por la sobredosis de "The National" de estos meses. Entre tanto ya me conocéis un poco, y sabéis que cuando algo me apasiona no puedo dejarlo, recorre mis días, semanas y meses y necesito contagiar a otros ☺

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Más conciencia de esa

De la lingüística. Sí, sí, otra vez. Tobias, otra vez. Y me he quedado tan con la boca abierta que no he sabido cómo reaccionar ni qué decirle hasta pasados un par de minutos. Porque la que me ha soltado me la esperaba, no sé, con 15 o 16 primaveritas, pero no con 3 y pico. El jodío.
Resulta que muchos miércoles por la tarde, con eso de que no hay cole, una nena de su clase y él juegan juntos, o bien en nuestra casa o bien en la de ella.
Hoy toca (lo digo en presente porque todavía rondan por aquí, la anécdota que voy a contaros es de hace media hora escasa) aquí. Y estaba dándoles la merienda a los angelitos haciendo equilibrios entre el español y el neerlandés. Que bastante cacao mental tengo yo decidiendo en qué hablarles a mis hijos cuando hay otros niños delante -por ejemplo, en el colegio- a los que estoy hablando en neerlandés.
Hasta ahora más o menos había encontrado la fórmula, repitiendo todo en los dos idiomas, una vez para los otros nenes y otra para mi prole. O eso creía yo.
Estaba siguiendo yo muy ufana a mi yo traductor cuando, de repente, Tobias, en neerlandés, mientras yo le hablaba a su amiguita, va y me suelta: "Nee, mama, doe dat niet, je spreekt niet goed Nederlands" (en cristiano: "No, mamá, no hagas eso, que no hablas bien neerlandés"). Vamos, que ma ha hundido en la miseria este hijo mío, sangre de mi sangre.
Cría cuervos...

viernes, 25 de octubre de 2013

Carta para Tobias y Clara (un poema que no es mío)

Me gustaría ser un nido si fueras un pájaro
me gustaría ser una bufanda si fueras un cuello y tuvieras frío
si fueras música yo sería un oído
si fueras agua yo sería un vaso
si fueras luz yo sería un ojo
si fueras pie yo sería un calcetín
si fueras el mar yo sería una playa
y si fueras todavía el mar yo sería un pez
y nadaría por ti
y si fueras el mar yo sería sal
y si yo fuera sal
tú serías una lechuga
una palta o al menos un huevo frito
y si tú fueras un huevo frito
yo sería un pedazo de pan
y si yo fuera un pedazo de pan
tú serías mantequilla o mermelada
y si tú fueras mermelada
yo sería el durazno de la mermelada
y si yo fuera un durazno
tú serías un árbol
y si tú fueras un árbol
yo sería tu savia y correría
por los brazos como sangre
y si yo fuera sangre
viviría en tu corazón.


CLAUDIO BERTONI.

domingo, 6 de octubre de 2013

Energía

De vez en cuando reconecto con una realidad que va más allá de lo inmediato. Y aparece una imagen, una pelicula, un artículo, libro, obra de arte, que llega y me toca. Me pone los pelos de punta y me llena de energía, una energía momentánea muy fuerte, euforia.
Con la música, como a mucha gente, como muchas veces ya me he dicho, me pasa lo mismo, aún más intenso.
Desde hace unos días, con el último single del último disco de Pearl Jam. Sé que es un poquito (bastante) mainstream, pero me da igual, tiene algo que me toca en alguna fibra muy dentro y hace que suba el volumen de la radio y, durante los minutos que dura, solo sienta eso, energía.
Os lo dejo aquí, en vídeo (que, por cierto, hacía no sé cuántos años que habían decidido no hacer más videoclips, no sé por qué han vuelto a hacerlo, pero no me importa tanto, me quedo con su música...).
Y yo recargo de nuevo energía para seguir trabajando. Necesito toda la que pueda acumular en este otoño tan denso que ya está aquí.

jueves, 19 de septiembre de 2013

I want you

Es verdad que si lo dice Bob Dylan así, pues suena muy bien. Tan bien que en español no tenemos ninguna expresión ni remotamente tan redonda, sintética, directa y asertiva (yo, yo y yo) como los anglosajones. 
¿Os imagináis a Bob Dylan diciendo algo tan largo como "¿Tengo ganas de sexo contigo?" "¿Quiero hacerte el amor?" (qué cursi, madreeeee) o la muy soez "Quiero f..... contigo" (desde siempre he odiado este verbo, me suena fatal, fatal, fatal, nunca me lo oiréis decir ni me lo veréis escribir, lo juro).
Vamos, que no, ¿verdad?
Yo, defensora declarada del español y de su difusión por el mundo, tengo quer admitir que en esto el inglés me convence mucho más. A veces ser directo, conciso y pragmático tiene sus ventajas. Incluso si se trata de sexo.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Pensamiento vagabundo

Copiado directamente de la columna firmada por Jordi Soler en El País, 7 de septiembre de 2013.
No puedo estar más de acuerdo, y anoto este aviso en mi lista de advertencias, pues no es la primera persona a quien se lo oigo/leo. Y haré todo lo posible por proteger a mis hijos de esta hiperactividad agotadora.

LA CUARTA PÁGINA

El pensamiento vagabundo

Montaigne recibió una estricta educación en latín y pasaba largos ratos en silencio. Concentrado en un solo punto, lo abarcaba absolutamente todo; nosotros, concentrados en puntos múltiples, no abarcamos casi nada

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Pierre de Montaigne estaba empeñado en que su hijo fuera mejor que él y, para conseguirlo, le dio una estricta, y hermética, educación en latín. Estaba convencido de que este era su deber de padre, pues su abuelo había sido un próspero comerciante, de apellido Eyquem, que había logrado quitarse de encima su fama de pescadero y ascender a un estrato menos oloroso de la sociedad bordelesa. Al final de su vida el abuelo, pensando en el porvenir de su estirpe, y concretamente en erradicar de su blasón los pescados ahumados, había comprado al arzobispo de Burdeos el castillo de Montaigne, para que sus descendientes reorientaran su destino, lejos de las marismas, las escamas y los espinazos.
El hijo del pescadero Eyquem, como suele suceder con los vástagos a los que todo les cae del cielo, no dio golpe, pero Pierre, su nieto, aparcó la administración de la fortuna que había heredado para hacer una carrera en el Ejército que le procuraría, gracias a su brillante desempeño, el título de Sieur de Mointange, que consiguió borrar de su linaje el apellido Eyquem.
Una vez dentro de la nobleza, privilegio que con el tiempo lo llevó a convertirse en el burgomaestre de Burdeos, montó una enorme y bien surtida biblioteca que inmediatamente atrajo a la intelectualidad de la época, y ya que había logrado consolidar el innegable ascenso social de la familia, tuvo un hijo, Michel, en el año de 1533, para el que, con la ayuda de sabios y profesores, diseñó una infancia que produjera un hombre mejor que él, un proyecto consecuente con su propia historia de superación. Y para conseguirlo le puso, desde que era muy pequeño, un profesor alemán que ignoraba el francés y que le hablaba y lo instruía exclusivamente en latín, con la ayuda de dos asistentes que le hablaban en la misma lengua. Para que la educación del pequeño Michel fuera herméticamente en latín, el padre, la madre y la servidumbre con la que tenía contacto aprendieron unas cuantas frases para dirigirse a él solo en esa lengua.
A los seis años Michel de Montaigne, sin conocer ni una sola palabra de francés, hablaba y escribía perfectamente en latín, pero más adelante, en cuanto tuvo que ir al colegio para no quedar tan aislado de la sociedad, según sus propias palabras, “su latín degeneró inmediatamente”.
Ya no hay silencio, cualquier momento libre se rellena con estímulos que salen de una pantalla
El experimento pedagógico del padre produjo, como se sabe, no solo a uno de los escritores más importantes de Occidente, sino al inventor del ensayo, ese género literario en el que cabe absolutamente todo.
El arte más grande de todos, escribió Montaigne, es “seguir siendo uno mismo”, rester soi-même, una idea que mantuvo a lo largo de su vida, que además de su inagotable obra literaria, le dio para viajar, para inmiscuirse en la política y para administrar, de mal humor, su castillo y sus posesiones. Todas las experiencias de Montaigne iban a parar a las páginas de sus ensayos, cualquier cosa que le sucedía provocaba una reflexión, una hipótesis, una sentencia, vivía concentrado en vivir para después dar cuenta de ello por escrito, para alimentar su pensée vagabonde que llevaba una sola dirección, la del ensayo que estaba escribiendo, o dictando, porque, como él mismo sentenció, “quien quiere estar en todas partes no está en ninguna”.
Sería ridículo, desde luego, seguir el ejemplo del padre de Montaigne, en este siglo XXI tan poco afecto a la concentración. Para aislar a un niño en otra lengua necesitaríamos vivir en una cueva, en el desierto o en medio de la selva, y probablemente hasta allí se colaría la información que pulula de pantalla en pantalla, y en el caso de que lográramos aislarlo herméticamente, nuestro experimento difícilmente produciría otro Michel de Montaigne; aquello fue una combinación milagrosa del rigor educativo del padre más el talento del hijo. Lo que si podemos es hacer el ejercicio de oponer a aquel niño que solo hablaba latín, que estaba concentrado, sin distracciones, en el cultivo de sí mismo, a los niños contemporáneos que están distraídos por muchas cosas a la vez, por el mundo exterior que entra a saco por una infinidad de terminales.
Mientras Montaigne pasaba en silencio largos tramos del día, que llenaba de pensamientos y reflexiones, nosotros forcejeamos contra el estruendo que sale permanentemente de las pantallas. Concentrado en un solo punto, Montaigne lo abarcaba absolutamente todo, nosotros, concentrados en puntos múltiples, no abarcamos casi nada.
Tanto estímulo exterior nos aleja del arte más grande de todos, que proponía Montaigne: seguir siendo uno mismo, porque para alcanzarlo se necesitan largas horas de reflexión, es decir, pasar mucho tiempo sentado en una silla, o andando si es que se es afecto a los pensamientos caminados que proponía Nietzsche, sin hacer nada más que pensar y esto, en nuestro hiperactivo siglo XXI, constituye un pecado capital.
Se han acabado los periodos de silencio, quien va andando no produce pensamientos caminados, va consumiendo algo que sale de su mp3 y le entra por los oídos, el que viaja en metro aprovecha el trayecto para hablar por teléfono o para responder un e-mail, y cualquier momento libre se rellena con la información ilimitada que produce la pantalla del teléfono o de la tableta. Nadie tiene paciencia ya para sentarse a oír un álbum de música completo, hay tiempo para oír una sola canción, que se vende en iTunes por separado; el disco entero nos roba el tiempo que podríamos aprovechar consumiendo otra cosa.
La hiperactividad de nuestro siglo es tan fuerte que la palabra ocio ha perdido su significado
Lo mismo pasa con el cine, comprometerse durante dos horas eternas con una película parece excesivo, si se tienen las series de televisión que vienen dosificadas en cómodas cápsulas de 45 minutos, cápsulas asépticas como las de la máquina de Nespresso, que nos ahorran el tiempo que nos tomaría el lidiar con la cafetera manual, y el esfuerzo de enfrentarnos con la monserga del café molido. Y con los periódicos empieza a suceder lo mismo, ya no se lee el periódico, se leen dos o tres noticias extirpadas del corpus, troceadas en links, y para los libros cada vez hay más plataformas que ofrecen textos breves, que puedan leerse en la pantalla del teléfono en un trayecto de autobús. Todo el tiempo que se ahorra en no oír discos completos, ni ver películas largas, ni leer libros gruesos, ¿en qué se aplica?: en consumir más fragmentos: una partida de Angry Birds, una noticia extirpada del periódico, un paseo por el timeline de Twitter, etcétera.
Este nuevo mundo vertiginoso, este ir y venir permanentemente de un fragmento a otro, es el único que conocen los niños contemporáneos, que viven en tránsito del iPad a la Playstation y cuando logran escapar de ese bucle, sus padres, convencidos de que la hiperactividad del siglo XXI es una cosa positiva, y aterrorizados ante la posibilidad de que su hijo se aburra, lo llevan a un cursillo de karate, de tenis, a clases de natación, de inglés o chino, a cualquier actividad que impida que el niño esté sin hacer nada.
La hiperactividad de nuestro siglo es tan potente que ya el significado de la palabra ocio, que quería decir estar sin hacer nada, hoy significa tirarse en canoa por los rápidos de un río, ir a África de safari fotográfico, recorrer 10 kilómetros con la técnica del senderismo o ver, de una sentada, una temporada completa de Breaking bad. Frente a este panorama de vértigo, ¿en dónde queda Montaigne, ese señor sentado en una silla, sin hacer nada más que reflexionar?
Tanta hiperactividad debería ser contrapesada con periodos de inactividad, de silencio, de concentración en una sola idea; porque de esos periodos de calma, de aburrimiento incluso, salen las grandes obras, detrás de cada poema, de cada sinfonía o novela, de cada lienzo, hay una persona que ha pasado largos periodos sin hacer nada. Lo mínimo que va a quedarnos de esta era proclive a los fragmentos, llena de niños sobreestimulados, que no tienen espacios para la reflexión y el silencio, es un mundo sin artistas.

miércoles, 28 de agosto de 2013

¿Y quién se acuerda ahora de Egipto?

Hace dos semanas tocaba Egipto, ahora toca Siria.
Ni idea de cómo están las cosas allí, es difícil escaparse del alud de información unidireccional por el que nos conducen lso medios de comunicación.
Esto es tan solo una reflexión.

Qué hace una mamá filóloga con dos hijos bilingües

Pues, básicamente, observar, anotar y constatar la evolución y toma de conciencia lingüística que, poco a poco, van adquiriendo mis polluelos.
¿Toma de conciencia de qué? Joder, Lydia, vale que seas malhablada, pero insultar así a la sangre de tu sangre...
Que no, a ver, que no es ningún insulto, dejazme que me explique.

Tobias ha pasado ya por la fase de "mamá dice pan, papá dice 'brood'", e, incluso, "papá dice, 'tafel', ¿cómo dice mamá?". Ha llegado a hacer de traductor/intérprete este verano cuando estaban aquí mi madre y mi hermana y Clara les hablaba en su propia lengua (que se acerca peligrosamente al neerlandés, lo admito). De hecho, en momentos en que Clara no para de berrear -sea en el idoma que sea- y Mathias y yo tratamos de ignorarla deliberadamente, Tobias hace de intermediario lingüístico/hermano mayor: "Mamááááá, mamáááá, que Clara quiere chupete/chocolate/un helado/jugar/ver dibujos aunque no sea la hora/mandaros a tomar por c....".
Un traductor en potencia tengo en casa, para orgullo y regocijo de su madre, cual gallina clueca.
Hasta aquí mi entusiamo, porque resulta que el señor empieza a ser una personita y tener su personalidad y, ay, preferencias. 
La semana pasada pasó varios días el nene con su abuela, y uno de ellos se lo llevó a la playa, a pasar el día con su hermano y su cuñada (de mi suegra, la abuela de Tobias, se entiende). Resulta de que la cuñada -Patricia, se llama, así ahorramos letra, espacio y explicaciones de las relaciones de parentesco- es profesora de italiano, y muy mona ella quiso hacer sus averiguaciones con Tobias.
"Vamos a ver, Tobias" (todo esto en español, muy mona ella, que algo chapurrea por aquello del italiano), "¿qué es lo que habla mamá, español o neerlandés?" "Español", respondió él, muy ufano, aparentemente. "¿Y papá?" "Nederlands", dijo él. "Y tú, Tobias, ¿tú hablas español, verdad?" "¡Neen, neen-dijo él- ik spreek Nederlands!" (sin traducción).
Vaya, que el niño ha decidido adquirir conciencia lingüística. Hay que joderse.
Voy a tener que someterle a un curso de inmersión lingüística a base toneladas de tortilla (que le vuelve loco), jamón, lentejas, chorizo, arroz con leche, croquetas y demás exquisiteces patrias para reconducirle por el buen camino...

jueves, 1 de agosto de 2013

Dilema

De vuelta de nuestras vacaciones en Dinamarca coincidimos con uan pareja de amigos, Jonathan y Kathleen, cerca de Hamburgo. Ellos viajaron desde gante hasta Copenague en bicicleta, y regresaron después en tren.
En el momento de cruzarnos, nosotros ya regresábamos e íbamos a pasar un par de días en Hamburgo para celebrar nuestro 5° aniversario de boda, ellos seguían al día siguiente hacia el norte.
Total que, el día antes de partir, igual que hicieron el año pasado (fueron desde Gante hasta Santiago de Compostela, también en bici) empezaron un blog, para así poder contar a todo el mundo a la vez sus peripecias, las aventuras del viaje.
Nos comentaron que esta vez estaban un poco desilusionados, tristes, porque no recibían muchos comentarios de la gente. Sabían que bastante gente lo leía, amigos, compañeros de trabajo, familia, pero por infinitios motivos, apenas nadie dejaba comentarios. Mathias les dijo entonces que les entendía, porque él tenía la sensación de que había bastante gente que leía mi blog, pero que contadas personas dejaban comentarios. Signifique lo que signifique "bastante" e incluido él☺
Desde entonces este pensamiento ha estado en mi cabeza, y me he dado cuenta de que muchas veces no he escrito más porque sabía de antemano que apenas habría reacciones o comentarios. Sé que hay muchas explicaciones para este fenómeno: desde "technology exhaustion" como dicen algunos "expertos" hasta falta de tiempo pasando por que otras formas de comunicación más rápidas están desplazando a la lectura que requiere de más de 30 segundos, que mi blog no es especialmente llamativo o que no escribo sobr eun tema específico, que muchos de nosotros somos lo que otros "expertos" llaman "mirones", etc, etc, etc.
Otras veces, no obstante, mi deseo de escribir, de teclear, de sacar de alguna forma algunas de las cosas que llevo dentro es más fuerte que esa desilusión. Creo que por eso sigo manteniendo el blog, con mis altibajos. Hoy estoy en un "alti", pero sé que en los próximos meses estaré más bien en un "bajo", pues se presenta un otoño de mucho trabajo, y la investigación me absorbe gran parte de la energía que puedo dedicar a escribir.
Si alguien se anima a dejar algún comentario, bienvenido...

PD: Esos "expertos" probablemente sean los mismos que cada verano nos recomiendan beber mucha agua, ponernos crema solar y no hacer ejercicio físico intenso en las horas de más calor.

Estío

Me gusta esta palabra. No es lo mismo que verano.
Este verano es, por fin, verano-verano aquí en Bélgica. Piscina en el patio, barbacoas por la tarde-noche, melón fresquito, helado en el congelador.
Siesta con la caló, gazpacho, persianas echadas y cortinas cerradas a cal y canto hasta que se pone el sol, que es cuando abrimos de nuevo, al caer la tarde. El cuerpo pide entonces una cervecita fresquita en el portal, comentando los acontecimientos del día.
Verano de sudar, de dormir en ropa interior y los niños en pañal, verano de gafas de sol y de salir de casa solo prontito por la mañana o tarde por la tarde. Terracita por la noche, con la suerte de tener que llevarse un algo de manga larga, porque refresca.
Y, aunque se hayan terminado las vacaciones, y el próximo viaje no podamos hacerlo hasta dentro de unos meses, rompemos la rutina del trabajo con nuestro verano. Es, definitvamente, mi estación favorita, la que, sin duda, mejores recuerdos me trae de mi infancia y mi adolescencia. Es la época en que más viva y más despierta me siento, con más energía, más feliz. Se reactivan mis sueños, escribo poesía mentalmente mientras ando descalza por la casa, los días se estiran y dan mucho más de sí, es todo mucho más fácil y auténtico.
Joé, ¡si es que me encanta todo del verano!

domingo, 16 de junio de 2013

El mundo sigue siendo de los hombres

Frase que vale para muchos, pero que muchos países y ámbitos de todo el mundo.
Alguna vez he pensado, ingenua de mí, que aquí en el mundo occidental las cosas son distintas (es verdad que un poco sí que lo son). No obstante, también a veces me doy de bruces con realidades que me recuerdan que todavía queda mucho por hacer, aunque estemos en el buen camino.
La última fue, sin ir más lejos, la semana pasada, en dos ocasiones distintas, en dos universidades distintas, donde ya sabéis que trabajo.
El martes, en Lovaina: reunión de la subfacultad de lingüística para ponernos a todos al corriente del proceso de integración de la universidad de Lovaina con escuelas superiores de Amberes y Bruselas (un poco rollo, no voy a extenderme con esto). Intervinieron decanos y jefes de departamento a cascoporro. ¿Cuántas mujeres tomaron la palabra? Tres. ¿Cuántos hombres? Trece. Pelín desproporcionado, me parece a mí. Entre el público, inmensa mayoría de mujeres: doctorandas, potdocs, asistentes, profesoras, catedráticas.

El sábado, en Gante: el centro de idiomas donde trabajo ha logrado un proyecto muy prestigioso, a saber, la organización de un examen para que profesores de todas las universidades flamencas puedan obtener un certificado de nivel C1 de inglés (si aprueban el examen, claro). Todos los profesores del centro, seamos de inglés o no, tenemos que vigilar en el examen. La vigilancia consistía en mucho más, ya que teníamos que prepararlo todo para que los profesores pudieran hacer el examen a través de un sistema informático y luego guardar todos los archivos en un dropbox en una plataforma digital y bla, bla, bla. En fin, al grano: ¿cuántos profesores, hombres, hicieron el examen el día que me tocó a mí vigilar? 19. ¿Cuántas profesoras? 7.

He estado reflexionando bastante y comentando estos dos hechos con mucha gente, hombres y mujeres, del ámbito universitario y de otros ámbitos, y mi gran conclusión es que sí, en comparación con hace algunos años hemos avanzado mucho, las mujeres ocupamos muchos más puestos de responsabilidad que hace no tanto, pero la proporción sigue estando bastante desproporcionada, si me permitís el oxímoron. Y no es porque nosotras no queramos, o no sepamos o no podamos, sino porque no nos dejan. Así de radical y así de sencillo. Cómo se explica si no que, en el ámbito universitario, seamos (y estos son datos empíricos y estadísticos, no son ideas ni estimaciones mías) haya muchas más mujeres estudiantes, doctorandas, asistentes y doctoras, pero en los puestos de responsabilidad siga habiendo una mayoría abrumdora de hombres.

La esperanza que me queda, que nos queda (hablo por el extenso grupo de gente -tanto hombres como mujeres- con los que he comentado este tema estos días) es que somos conscientes de ello y estamos dispuestas, silenciosa pero firmemente, a cambiarlo.

viernes, 31 de mayo de 2013

Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca

Mis alumnos del nivel avanzado obtienen su parte de la nota correspondiente a la expresión oral no mediante un examen, sino con uan presentación en clase ante sus compañeros.
Cada año me encuentro con sorpresas muy gratas, y suelo aprender mucho. El tema que deben escoger ha de ser siempre alguno relacionado con la actualidad de España o algún país latinoamericano y generalmente deben informarse en la prensa o en internet para documentarse y preparar la presentación.

Este año no está siendo menos que años anteriores, pero es que ayer ya se llevó el primer premio una de mis alumnas.
Yo ya sabía que la chica tonta desde luego que no era, es una de las mejores (me atrevo a decir que la mejor) de la clase y, pese a su aspecto de ratoncilla de biblioteca, que lo tiene, es muy maja, muy sencilla, muy sonriente.

Me dejó boquiabierta con el tema que escogió, sacado de un artículo de El País: el aumento del número de socios en las bibliotecas andaluzas debido a la crisis. 
Increíble, fue lo primero que pensé, cómo alguien a 3.000 km de distancia puede interesarle algo así. Qué gusto, qué lujo tener a esta alumna en mi clase.

La presentación fue, por supuesto, muy buena, sin apenas errores, y nos regaló la perla que sirve de título a esta entrada. Es una frase de Borges, por cierto.

Qué gente más interesante hay por el mundo, cuánto podemos aprender de los demás, de verdad. Y qué confundidos aquellos profesores que piensasn que son solo ellos quienes enseñan a sus alumnos, ellos nos enseñan a nosotros a diario.

PD: Al terminar la clase, mi alumna se acercó y me pidió que le disculpara por no poder venir la semana que viene a clase. No te preocupes, le dije yo, no pasa nada. "Es algo que no me gusta hacer" -respondió ella- "pero es que al día siguiente es mi defensa de tesis doctoral, y quiero estar descansada". ¿Sabéis en qué se doctora mi alumna estrella? ¡En Matemáticas! ¡Tengo a una Einstein en clase y yo no lo sabía! ¡Y encima es la mejor de clase y se disculpa por faltar una vez (de requetesobra justificada, claro)!

viernes, 24 de mayo de 2013

Me he caído del guindo...

Y vaya leche me he dado.
He pasado toda la semana recluída en mis mundos de Yupi, corrigiendo trabajos de estudiantes de primero de carrera. Y tan pichi, oyes, aislada del mundo, poniendo notas a cascoporro y tratando de asimilar que estamos entrando en una nueva era glaciar, y que lo del calentamiento global lo están sufriendo otros, que yo estoy muerta de frío.
Total, que por fin, hoy puedo salir de mi aislamiento mediático. Pa' qué, me preguntó yo. Si es que se me han puesto los pelos como escarpias. 
Primero con las imágenes del asesinato de Londres. Por Dios, qué huevos los de la persona que grabó al tío machete en mano y ensangrentado. Será que soy una cagueta o que, simplemente, tengo instinto de supervivencia, pero yo no habría sido capaz de pararme a ver qué ha pasado si veo a un tío así por la calle, menos aún a preguntarle qué ha hecho y pedirle que pose para las cámaras. En serio, ¿nadie se ha planteado esto?
Pero es que no es lo único que esta semanita me ha deparado (a todos, perdón): me he quedado ojiplática con la entrevista a Graznarín, "amenanzando" que vuelve a la política. Más, quiero decir. Yo venía muy nostálgica de España, de los bares, de mi gente de allí, pero como esto se haga realidad ni de coña vuelvo, lo que ya le faltaba a nuestro ya de por sí maltrecho país.

Casi que es mejor vivir en la ignorancia, de verdad. A ver si por casualidad no me queda algún trabajo que corregir y así tener excusa para meter la cabeza en la arena, como las avestruces.

Menos mal que es viernes y hoy tocaba Aló, comidista en El País, dosis de ironía y humor cañero, que si no los fantasmas y los monstruos nos vencen. Si no lo conocéis, pinchad en el enlace, es muy, muy grande ( y adictivo, je,je).

jueves, 2 de mayo de 2013

Menú

Ayer vinieron amigos a cenar, algo que hacía tiempo no organizábamos. Como últimamente me creo que soy una cocinillas y estoy más flipada de lo normal en la cocina (gran culpa de ello la tienen el libro que acabo de terminar, "The corrections", del que ya os hablé en una entrada hace un par de semanas y Mathias, que siempre quiere probar recetas nuevas), os dejo el menú que pensamos entre los dos, por si a alguien le sirve de inspiración en algún momento. Una vez más, olvidé hacer fotos, pero ahora que lo pienso como que no pegaba, ¿no? Imagínate, "no, no, espera, no sirvas todavía, que tengo que hacer una foto para mi blog"...pedantilla, ¿no?

-brusccheta italiana (esto lo hizo Mathias y le quedó increíble)
-ensalada de rúcola, jamón de Parma y melocotón
-risotto con endivia, salmón ahumado y lechuga "iceberg"
-helado de pistacho

Y ya. 
Tengo muchas ideas mpara escribir (como siempre) pero una carga de trabajo más grande que todas mis ideas juntas, así que os dejo con esto para que sepáis que estoy viva y dando guerra.
Ni falta hace decir que, si queréis alguna de las recetas, os la paso encantada.


viernes, 12 de abril de 2013

Qué coraje me da

Que cada vez lea y oiga más cómo los periolistos usan el presente para hablar del pasado.
Yo, que no soy ni pureta ni purista ni talibán de la lengua, consciente de que es una entidad en constante evolución y proceso de cambio, no puedo evitar enervarme (a diario) al leer en el periódico -sea versión digital, sea en papel, diario o suplemento de fin de semana- o escuchar a los reporteros del telediario cómo no usan los tiempos del pasado. ¡Si el español, en su variante peninsular, tiene cuatro tiempos para expresar el pasado en indicativo, más otros tres en subjuntivo, por Dios! Tanta riqueza a la basura, hablemos todos en presente -de indicativo, sin complicarse, ¿eh?-, peor que mis estudiantes de español.
Que alguien haga ya algo al respecto, por favor, que no mola hablar ni escribir constantemente en presente, que no, que no actualiza los hechos ni es recurso estilístico ni leches. Y, ya que nos ponemos, señores, revisen sus tildes y erratas y signos de puntuación antes de publicar, que es su trabajo. Un poquito de por favor, y de respeto a los lectores.

lunes, 8 de abril de 2013

Los otros

Voy camino de mi 5° cumpleaños, dentro de poquitos días, y estoy atravesando una crisis existencial.
Resulta que miro  a un lado y a otro y veo que los demás blogs tienen una personalidad mucho más marcada. Saben lo que quieren, lo que son, de dónde vienen y a dónde van, cuál es el sentido de su existencia. 
Los hay de cerveza (bueno, ese empezó siendo de filosofía, cerveza y fotografía, pero pronto descubrió quién era realmente, y mira lo bien que le va hoy). 
De comida, ahora que tan de moda está cocinar y todos lo hacemos cual Jamie Oliver o Ferrán Adriá, según el día del mes. Pero con este, además, te ríes que no es normal.
Conozco blogs con fecha de caducidad, es decir, escritos por alguien que se fue de Eramus a Madrid a conocer, sin él saberlo, a su futura esposa y madre de sus hijos (¿a alguien le suena?) o de una pareja que se hizo el camino de Santiago en bici desde Gante, para contar sus peripecias a mucha gente a la vez que los leía desde casa.
Blogs a dos manos (el que yo conozco es en plan modernete DIY con un toque hortera-chillón que tiene su gracia), de decoración (hay miiiiiiiiiiiiles), de repostería escrito por una chica vasca que me mola mucho no tanto porque luego lo aplique en la cocina, que para eso tengo dos manos izquierdas, sino porque pasa del toque cursi que suelen tener otros del mismo tema.
De padres y madres y sus aventuras, de profesores de ELE (Español Lengua Extranjera), de profes de primaria verdaderamente devotos de su trabajo (chapeau!), de lingüistas (de hispánicas) que reflexionan de forma interesantísima sobre diversos aspectos de la lengua española, de escritores y de un filósofo. Qué sabios son todos ellos, oye, yo me veo tan poquita cosa a su lado...
Conozco a otros blogs de viajes, de cine, de reflexión política, de poesía (dos, maravillosos, de una calidad asombrosa).

Todos ellos con su aspecto bien cuidado, que no sé de dónde sacan el tipo de letra y el fondo y los colores, todo tan bien pensado, tan bien hecho.
Y mírenme a mí, que sé de dónde vengo pero he cambiado más veces de chaqueta (es decir, de fondo, de título, de foto, de tó!) y de tema y de propósito que no sé bien a dónde voy.
Echo la vista atrás a estos cinco años que han pasado desde finales de abril del 2005 y, sí, hay muchas cosas que me gustan, pero veo que es todo una miscelánea, un conglomerado raro y sin rumbo fijo. 
Molan mucho más los otros.


PD: Podría poner los enlaces a todos esos blogs -que sigo, ergo los conozco, no me los estoy inventando-para que solo tengáis que pinchar e ir directamente a ellos, pero es un trabajazo, francamente. Y lleva mucho tiempo; ya sabéis, yo, en mi propoósito de hacer mil cosas distintas cada día, llevo siempre la hora pegada a donde ya sabéis. Total, que si a alguien le interesa alguno específico de los que he nombrado en este post-aniversario (vaya juego de palabras, ole) me dejáis un comentario y os paso el enlace. Y así le damos vidilla a esto de que me dejéis comentarios.

lunes, 25 de marzo de 2013

Brillo en la mirada

Aunque suene a título cursi de película barata de Hollywood (traducido al español) o a letra de canción de Justin Bieber (como mínimo) es lo que descubro últimamente todos los días en los ojos de Tobias y Clara.
Ayer ya fue increíble. Celebramos el 3° cumpleaños de Tobias y el entusiasmo con el que reaccionaban a TODO, literalmente todo, es casi imposible de poner en palabras.
Lo que se dice de la ilusión de un niño y que los adultos perdemos, pues eso. Otros lo han dicho mucho antes y mucho mejor que yo. Así que me limito a compartir la energía y la alegría que los ojos de mis hijos me han transmitido este fin de semana cuando veían caer los copos de nieve (Clara) o cada vez que alguien tocaba el timbre (Tobias) porque venía a la fiesta.
Por no hablar de los globos, el papel de regalo, la impaciencia por abrir cada paquete, soplar las velas o que les dejásemos comer patatas fritas. Por un momento pensé que les iba a dar algo, que no podrían soportar tanta emoción y entusiasmo, de verdad. 
Son un milagro mis dos torbellinos. Como tantas otras cosas que me han ocurrido en estos tres años, sé que nunca voy a olvidar ese brillo suyo en la mirada.

martes, 19 de marzo de 2013

The corrections

Hace unos meses leí en una entrevista  a Jonathan Franzen que sus novelas eran terapia para curarse de la rapidez de las nuevas tecnologías y del ritmo del mundo en que hoy vivimos.
Yo ya me había leído "Freedom" e intuía en qué sentido lo decía.
No obstante, ha sido ahora, ayer para ser exactos, cuando esas palabras que había almacenado en mi memoria (desechando tantas otras que nos invaden todos los días) han cobrado pleno sentido.
Y he  asentido con la cabeza, cargada con un libraco de 600 páginas de Gante a Lovaina y vuelta, dos días por semana, además de todos los demás artículos y libros y cuadernos y papeles y preocupaciones que llevo en la mochila. 
Me ha atrapado desde la primera línea, apartando sin ningún tipo de remordimiento a los periódicos que se hojean en 10 minutos, los titulares rápidos de prensa online, las noticias de 15 (¡máximo!) líneas. Y porque no tengo ni twitter ni facebook, ya sabéis, que si no estoy segura que también me apartaría de ellos.
Gracias, Sr. Franzen, porque sin ser adicta a las redes sociales yo también sufro con la rapidez e inmediatez de todo, y con su libraco a cuestas el mundo se para cada vez que lo abro y me recuerda el placer de la lectura por el puro placer de leer, de poder concentrarse durante (es lo que dura mi viaje) una hora de manera ininterrumpida.
A lo mejor es autosugestión, pero me siento más serena hoy, con la mente despejada y más lúcida para escribir sobre mi tema de investigación. Parece que hasta pienso mejor.
Ha salido y el sol y he decidido no engullir sin pensar los titulares que el periódico quiere meterme a la fuerza por los ojos, sino concentrarme en una noticia que me interese y leerla a fondo, sin saltarme líneas o ir en diagonal, pensando en cuál es la siguiente tarea que tengo que hacer. También he apagado la radio y he decidido irme a lo que sé que me gusta y me tranquiliza, Ben Harper, para descubrir que le tenía un poco olvidado y que hay discos que todavía no había escuchado.
Bendita terapia, y todavía 500 páginas por delante. Promete.

martes, 5 de marzo de 2013

Vitamina D

Para salir del letargo invernal. Dios, qué largo. 
No me había olvidado del blog, es que estaba hibernando. ¿O invernando? En plan crisálida.
Ya era hora: sol.
Las lecturas, las tardes larguísimas, el calor de la mantita cuando fuera hace frío y llueve y nieva, los blogs y artículos y entrevistas y novelas y columnas y reseñas cristalizarán, seguro.
Están entretejiéndose en mi cabeza. Cierro los ojos y me dejo acariciar por el sol.
Nada se pierde, todo se transforma, como dice Jorge Drexler
Todo llega.

jueves, 7 de febrero de 2013

Vídeo

Para compensar por el ladrillo del otro día, hoy algo "ligero" y de risas, humor del inteligente:

http://www.youtube.com/watch?v=HIJrT5Bs3ik&list=UUyCKLTDQAtLxTOFVjXOFEcA&index=1


martes, 5 de febrero de 2013

Para qué sirve una baja por enfermedad

Acabo de darle a la tecla de "Delete" cuando tenía la entrada casi terminada. Porque era la enésima lista de mis cosas, y ya está bien, que parece que no sé escribir si no es haciendo listas y con muchos paréntesis. 
En resumen: esta baja me está sirviendo para leer mucho, mil cosas, de todo tipo, desde artículos y libros para el trabajo, para el doctorado, para las clases, el periódico, blogs y más blogs, una novela ("The life of Pi"), artículos y columnas de opinión. En español pero también en neerlandés. Y a todo eso le añado vídeos, pelis, series, documentales, noticias, montajes chulos que la gente a la que le sobra el tiempo cualga en internet.
Y con todo ello hago un amalgama en mi cabeza desde hace una semana, reflexiono, lo mastico, lo rumio. Medito y extraigo mis propias conclusiones, en mi diario, en secreto, compartidas con Mathias, con mi madre o con amigos. 
Veo películas con los niños, sola, con Mathias.
Me surgen ideas para las clases, preguntas que quiero hacer a gente a mi alrededor.
Lleno la agenda -debería incluirlo entre mi lista de aficiones, hacer listas, rellenar agendas-, solamente como helado, yogur, puré de verdura y papilla de fruta.
Monto circuitos de trenes para Tobias, hacemos casas con bloques de Duplo, vuelvo a detenerme a pensar.
Viva lo "slow", que leí hace unos días en el periódico. Coloreo con Clara, si es que a lo que hace ella se le puede llamar colorear.
Navego por internet por el puro placer de hacerlo, busco belleza en fotos, en palabras, en viajes que quiero/queremos hacer. 
Como me duele tanto la garganta al hablar, intento comunicarme por otras vías, les escribo a Tobias y a Clara en sus diarios, escribo emails a amigos que están lejos y de los que hace tiempo que no sé nada, salgo a la calle y me detengo en las palabras que pronuncian otros.

Mi director de tesis me recomendó hace justo una semana que me guardara el zen para después de la operación, que con tanto dolor iba a necesitarlo. Él sabía de lo que hablaba, le operaron de lo mismo hace dos años. Inconscientemente, esa frase, sin saber muy bien qué significa (lo del "zen" me parece un concepto vago, abstracto y poco realista en mi vida de madre trabajadora-rabo de lagartija de dos niños pequeños, adorables pero que no paran), se me ha quedado dentro, y me siento muy bien conmigo misma. Mentalmente, se entiende.

Creo que es porque no tengo estrés, ni voy todo el día a la carrera para llegar al tren, a dar mi clase, a recoger a Tobias del cole o a Clara de la guarde. No tengo que ir a ninguna parte, ya ESTOY ahí.
Estar, no ir.

Aún tengo cosas pendientes en mi lista (sí, otra lista), pero todo llegará, tengo varios días de baja por delante y una calma interior como no tenía desde hace mucho, pero mucho, tiempo. Perderé varios kilos, pero estoy ganando en muchas cosas que perseguía desde hace tiempo. Y ahora entiendo a esos escritores que, durante un período de convalencencia, se inflaron a leer y leer y leer y pensar y de ahí surgieron algunas de sus obras maestras.

Frivolidad: ¿qué sabor de helado me recomendarías para cuando se termine el de yogur con frutas del bosque que tengo en el congelador? ¡Que se me acaba pronto y no sé por cuál decidirme!

domingo, 13 de enero de 2013

Leer el periódico

Pasados los días de vacaciones, las comidas y cenas y viajes y excesos, me encuentro con una mañana de domingo que puedo dedicar casi íntegramente a uno de mis placeres dominicales favoritos: leer el periódico.
Así de simple, sentarme cómodamente en el sofá, taza de café en mano (cuando vivía con mis padres solía ser a la hora del apertivo, en la mesa de la cocina) y portátil en el regazo. Sí, no es en papel, que es como más me gusta, pero no tengo dónde comprarlo cerca, así que la versión digital -enriquecida también los domingos, y si no fijaos a partir de ahora- también me vale.
Es cierto que, convaleciente de un nuevo episodio de anginas y con Clarita durmiendo a mi lado (se ha levantado muy débil y con vómitos, pobrecita mía, y no quiere más que dormir) es casi lo único que puedo hacer. Y, si no fuera por esto, porque ambas estamos enfermas, el cuadro sería idílico: hay nieve fuera, hace frío pero luce un sol de invierno que me encanta, y los chicos se han ido a disfrutar de esta mañana de domingo invernal para que nosotras podamos descansar y disfrutar del silencio. Y del periódico.