domingo, 13 de enero de 2013

Leer el periódico

Pasados los días de vacaciones, las comidas y cenas y viajes y excesos, me encuentro con una mañana de domingo que puedo dedicar casi íntegramente a uno de mis placeres dominicales favoritos: leer el periódico.
Así de simple, sentarme cómodamente en el sofá, taza de café en mano (cuando vivía con mis padres solía ser a la hora del apertivo, en la mesa de la cocina) y portátil en el regazo. Sí, no es en papel, que es como más me gusta, pero no tengo dónde comprarlo cerca, así que la versión digital -enriquecida también los domingos, y si no fijaos a partir de ahora- también me vale.
Es cierto que, convaleciente de un nuevo episodio de anginas y con Clarita durmiendo a mi lado (se ha levantado muy débil y con vómitos, pobrecita mía, y no quiere más que dormir) es casi lo único que puedo hacer. Y, si no fuera por esto, porque ambas estamos enfermas, el cuadro sería idílico: hay nieve fuera, hace frío pero luce un sol de invierno que me encanta, y los chicos se han ido a disfrutar de esta mañana de domingo invernal para que nosotras podamos descansar y disfrutar del silencio. Y del periódico.