martes, 31 de marzo de 2009

Yo me pregunto...

...por qué en tooooooooooooodas las series y pelis americanas (estadounidenses, quiero decir) tienen siempre tanto tiempo y unas cocinas como plazas de toros para desayunar como si fuera la última comida de sus días. Que si huevos, tostadas, mil tipos de cereales, el niño que no quiere desayunar, la madre solícita haciendo tortitas para que luego el padre se tome sólo un café (americano, puag) de pie y a toda leche, tiempo para leer el periódico...En fin, que media mañana se les va en desayunar, y otra media en preparar el desayuno. Y, si fuera domingo, pues todavía pase, pero es que se meten esos atracones entre semana, por Dios!
Supongo que será algo cultural, que ocurre en la realidad y que por eso aparece en la ficción, pero de pronto me asaltó esta idea el otro día viendo "The Soprano" (qué grande, pero qué grande) y pensé que tenía que escribir una entrada burlándome un  poco de ello. Que no me parece normal, vamos.Y si en realidad no desayunan así y sólo lo muestran en la ficción como símbolo de a saber qué, pues peor todavía, más me burlo de ello.

2 comentarios:

rebeca dijo...

El tema desayuno yanqui tiene un pequeño fondo de verdad. Por lo menos, en mi experiencia, el breakfast era más que un café con leche y una magdalena.
Entre semana la rutina de mi familia era como sigue: el padre no estaba, había salido pitando a trabajar a primerísima hora de la mañana. Sospecho que el café lo tomaría en el coche, de camino (algo que no sale tanto en las pelis pero que es extrañamente verídico: comer en el coche, sea lo que sea). Seguro que al llegar al trabajo habría donuts o cualquier porquería para picar.
Los chavales desayunaban cereales exóticos (dos boles llenos), zumo de naranja (no natural), y lo que pillaran por la despensa: pop-tarts, barritas de cereales, muffins, french toasts... Yo tenía mi Cola-Cao (imprescindible en mi maleta) y tortitas. Sí, sí, como en las series, pero en vez de preparadas amorosamente por la matriarca de la familia, en versión individual envasada y calentada al microondas, con dos salchichas y un cuenquito de sirope. En resumen; el gran desayuno existe, pero eso de prepararlo concienzudamente es sólo para los domingos. El resto de la semana se tira de microondas.

pd: me costó meses acostumbrarme a engullir todo el desayuno a esas horas. Si es que, hasta que no despierto allá por el mediodía ¡no me entra nada!

Lydia dijo...

Así que es verdad!Lo sabíaaaaaaaaaaaaa! Menos mal que hay gente de mundo y muy viajá que me ilustra, de verdad.
Thanks! ;-)