sábado, 7 de junio de 2008

Examen oral

No sé si tiene mucho que ver con el tiempo gris y lluvioso, con el carácter más introvertido y un poco reservado de los belgas, con el estrés que dicen que sufren o con la falta de una vida social más en la calle que les permita charlar con familiares, vecinos y amigos y contarse sus alegrías y sus penas; no sé si tiene mucho que ver con diferencias culturales o de capacidad de comunicrse entre los españoles y los belgas. Ni siquiera sé si merece la pena estereotipar lo "español" y diferenciarlo de lo "belga". Quizá tiene más que ver con el tiempo en que vivimos, en que cada uno va a lo suyo y rápido, preocupados (obligados) como estamos por producir, trabajar, mantenernos ocupados, consumir, ir corriendo de un lado a otro. Sin tiempo para apenas respirar ni mucho menos dedicar un rato a hablar con el otro. Menos aún a ESCUCHAR al otro.
Así que por eso se dan situaciones como la que viví el otro día, en la que me sentí psicóloga -confesora-confidente. De todo menos lo que se supone que en ese momento era: profesora de español haciendo un examen oral, una mujer joven dedicada 100% a evaluar la destreza de sus alumnos flamencos a la hora de hablar español. O eso creía yo.Hasta que de pronto me vi con dos hombres delante de mí, ambos ( en momentos distintos, claro, alumno distinto, examen distinto) al borde de las lágrimas y deseando hablar de sus problemas sentimentales (uno)y de salud (el otro)todo el tiempo que hiciera falta,¡ y hasta en español!, con tal de que alguien les escuchase...
Por supuesto, el examen quedó en segundo plano, y me encuentro de pronto escuchando las penas de esos dos hombres y hoy, cuatro días después, aún dándole vueltas y deseando no encontrarme nunca en esa situación de tener que contar con un profesor de idiomas al que apenas conozco para contarle mi vida y mis tristezas.
Ojalá sepa siempre comunicarme con los que tengo cerca; ojalá nunca me absorba tanto el trabajo y la prisa y este ritmo frenético como para no ser capaz de pararme y sacar lo que llevo dentro; ojalá no me olvide nunca de lo que es importante, y sepa siempre distinguirlo de lo urgente.

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