jueves, 12 de enero de 2012

Limbo

Cuando estoy aquí, quiero estar allí y, cuando estoy allí, quiero estar aquí. Aquí soy la española, y allí dicen que me he contagiado de algunas cosas belgas.
Allí me pregunto por qué casi nadie recicla y añoro nuestro rollo vegetariano y el no tener tele. Pero llego aquí y los días se me hacen demasiado cortos, me anochece demasiado pronto y las tardes se me hacen muy largas muchas veces.
Allí echo de menos el que la gente no hable a voces en un bar o un restaurante o que a una la dejen ir a su aire, sin preguntar demasiado, para, al llegar aquí sorprenderme a mí misma añorando el bullicio, el ruido, el jaleo, la casa de mis padres llena de gente, la costumbre de no dejarle a una sola, no vaya a ser que se aburra o necesite la soledad.
Allí me falta la bici, mi emisora de radio, mi propia manera de cocinar, con toques de aquí y allá, mi cama, que no te den bolsa en el supermercado, la cerveza, el aire un poco menos reseco, el verde; aquí, el jamón, las croquetas, la cañita de mediodía o de antes de cenar, la siesta, los paseos hasta más tarde con los niños, el sol, por Dios, el sol. Y la comida de mi madre.

Allí a mis amigos de aquí; aquí, rabiosamente a veces, a mi familia, a mis amigos de allí.

Releo y este limbo me parece limbo de tópicos, pero es como lo siento. Y veo difícil que algún día deje de estar bailando en él, me temo que va unido a mi espíritu inquieto, siempre queriendo lo que no tengo, que me ha llevado a estar aquí ahora, pero quién sabe dónde me llevará (y conmigo a Mathias, Tobias, Clara) mañana.

Sé que no soy la única, a muchas amigas de aquí les sucede algo parecido, lo sé. Y, sin embargo, lo vivo como único, mío, sin darme cuenta de que está lleno de lugares comunes.
La nostalgia, supongo, es como el amor, tan igual a todas las personas, y tan distinto al mismo tiempo, tan único que me da la sensación de que nadie más en el mundo siente o piensa como una.

Por suerte, me quedará "allí".

2 comentarios:

Begoña dijo...

Tendremos que aprender a vivir echando de menos algunas cosas, pero, en realidad, la nostalgia también es una forma de amor y es hermoso pensar que hay dos lugares en el mundo que te esperan con los brazos abiertos, dos lugares a los que puedes llamar hogar. Cuando necesites cambiar de aires, nunca lo harás sola.

Mil besos

Anónimo dijo...

Como te entiendo, amiga amiga, qué bien lo expresas...
Nos queda la complicidad mutua y el entendimiento de esa nostalgia tan compleja...

E.