domingo, 6 de diciembre de 2009

Un domingo de invierno


Puede que suene a cliché, pero la combinación de mal tiempo, días tan cortos y embarazo ha hecho que hayamos pasado casi todo el día en casa, hibernando, casi como los animales, reservando fuerzas y acumulando energía mientras fuera llovía y soplaba el viento.
De película, casi.
Un día para disfrutar de las cosas pequeñas. Del árbol de Navidad, de escribir, de quemar esencia de canela, del olor del pan en el horno, de leer el periódico en papel y entero (capricho para el que nunca tengo tiempo...), de disfrutar viendo a Mathias profundamente dormido en el sofá, de escribir, de escuchar un buen programa de radio y a Ben Harper y la banda sonora de "500 days of summer", de ver una buena peli, de cocinar, de notar cómo mi hijo se mueve sin parar en mi vientre. Un día para poder pararme. Y disfrutar de ello.
Una sensación nueva para mí, aprender a apreciar el invierno.


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