viernes, 12 de diciembre de 2008

"The economist" y la Sachertorte

Es una revista inglesa que conocía sólo de nombre. El viernes pasado, mientras esperábamos en el aeropuerto de Bruselas, vi que ahbía un ejemplar sobre un asiento, y la cogí para Mathias, que sé que le gusta la economía y leer sobre ello.
Efectivamente, la leyó, y encontró algunos artículos que le gustaron mucho  que me recomendó leer. Uf, qué pereza, pensé yo. Y es que lo de la economía no e slo mío, de verdad que no me interesa...Insistió especilamente en un artículo sobre Rusia, uno bastante extenso y profundo en el que se dibujaba un panorama estremecedor sobre la situación actual de este país.
Vale, eso me interesa más, me dije. Pero tengo otras prioridades, otras cosas que quiero leer antes, así que ya lo leeré.
Pues resulta que el martes me picó la curiosidad y me la llevé para leer en el tren, más que nada porque una revista no pesa nada y, cuando tengo que llevar la mochila llena de libros y material para las clases, se agradece poder llevar lago para leer que no pese mucho (como suele ocurrir con casi todas las novelas que leo). Pues vaya sorpresa me llevé: me gustó, y mucho. Me apreció bien escrita, con artículos muy muy interesantes, bien documentada, fácil de leer. Y no sólo trata tenmas económicos, ni mucho menos. Si no, no la leería, que de verdad que no entiendo nada de economía.
Además, a raíz de todo esto, he recordado el sueño que mi madre tenía para mí cuando era pequeña: que me hiciera diplomática para poder ser un día embajadora en Viena y que ella pudiera pasar temporadas en esta ciudad, su favorita, y así ir a conciertos de música clásica y a museos todo el día e inflarse a comer Sachertorte. Pues bien, no digo yo que a Viena, pero creo que no me importaría, al contrario, me encantaría, poder tener una carrera como diplomática...Estoy ahí dándole vueltas al coco.
Y todo por leer una revista, qué sorpresas nos da la vida.

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