martes, 24 de noviembre de 2009

Días largos

Ahora que son más cortos en cuanto al número de horas, a mí se me están haciendo más largos.
Como hoy, que son sólo las 10.45 de la mañana y me parece que va a ser eterno, demasiadas horas por rellenar.
Y no por falta de trabajo, ni de cosas que hacer, menos aún ahora con las obras que hemos de hacer en la casa o el embarazo. No, si tenemos listas de cosas pendientes, además de nuestros respectivos trabajos, que no es moco de pavo.
Será el tiempo, la lluvia, los días grises y muy ventosos, este horario mío de empezar a trabajar cuando todo el mundo regresa a casa, la soledad de preparar mis clases en casa, intentado animarme yo sola como buenamente puedo.
Hago todo lo que está en mi mano, desde subir mucho el volumen de la música, adelantar trabajo, cocinar, limpiar, curiosear un poco por internet. En un rato me voy a nadar, y luego trabajaré un poco más antes de que empiecen las noticias y me prepare justo después para coger el tren e irme al trabajo.
Aún así, tanto ruido y tanta actividad fuera, y como este vacío por dentro.
Algunos lo llaman rutina, pero yo intento romperla siempre, quedo con amigos, hago deporte, asisto a cursos de formación de profesores...Es algo más grande que esto, no puede ser sólo la rutina.
Vuelvo a tener ganas de viajar, de conocer otra gente, otras ciudades, otras culturas, de ver museos y paisajes, de no tener horario.
Quizá me busque un trabajo nuevo, aunque no es el mejor momento, la verdad, con esto del embarazo...Me da envidia la gente que se pasa todo el día en aeropuertos y de un lado para otro, no sé, hoy quiero estar en su lugar.
Nadie ha tenido esta sensación nunca? Seguro que sí, me resigno a creer que soy la única que, constantemente, le da vueltas a lo de intentar romper con todo una temporada y viajar. Con mi hijo, por supuesto, me lo llevaría a cualquier parte, y sería un niño con suerte (creo yo) por poder ver tanto mundo desde tan pequeño.
Sólo una temporada, unos meses, no pido tanto.

En fin, son reflexiones en voz alta, en letra pequeña. Se me pasa, como casi todo a todo el mundo, estas tristezas o síndromes de otoño, de jaula, se nos pasan.

Y mi hijo sigue creciendo, se mueve, da vueltas, así que encaro las cosas de otra forma, me da una nueva perspectiva. También yo estoy creciendo...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Son estas sensaciones a veces un poco "molestas" las que nos revolucionan las ganas de hacer. En realidad les debemos tanto...
¡Ánimo!,
Palo

Rebeca dijo...

¡Házlo!