lunes, 31 de marzo de 2014

Yoga en horario de verano

Qué distinto de hacerlo en invierno. Ayer, entre el cambio de hora, el tiempazo que nos ha tocado (sol, calorcillo, árboles en flor, pájaros piando por las mañanas, en definitiva, primavera de la güena) y el domingo en familia que había pasado, me sentía llena de energía, con mucha fuerza, para practicar mi sesión semanal de yoga.
Hasta hace un par de semanas recurría al yoga del domingo por la tarde como una fuente de energía de la que beber para llenarme justamente de eso, de energía, antes del comienzo de la semana. Antes y después de la clase el profesor ofrece siempre una taza bien caliente de té de hierbas, y entre eso, la calefacción a 25 grados y la musiquita india de fondo y el yoga en sí, sentía literalmente que recargaba pilas y podía enfrentarme al lunes por la mañana.
Ayer también estaba la calefacción a 25 grados de modo que, en vez de ser una especie de refugio del frío de fuera, fue una invitación a sudar y a fortalecer los músculos de cara al verano. La musiquita era como más movida, con un ritmo un poco más rápido. Y el té lo cambié por una servesita al llegar a casa ☺
Hoy he tenido la misma energía que otros lunes después de mi clase de yoga, pero también más agujetas y una potente sensación de que, ahora sí, ya es primavera. 

No hay comentarios: