miércoles, 28 de agosto de 2013

Qué hace una mamá filóloga con dos hijos bilingües

Pues, básicamente, observar, anotar y constatar la evolución y toma de conciencia lingüística que, poco a poco, van adquiriendo mis polluelos.
¿Toma de conciencia de qué? Joder, Lydia, vale que seas malhablada, pero insultar así a la sangre de tu sangre...
Que no, a ver, que no es ningún insulto, dejazme que me explique.

Tobias ha pasado ya por la fase de "mamá dice pan, papá dice 'brood'", e, incluso, "papá dice, 'tafel', ¿cómo dice mamá?". Ha llegado a hacer de traductor/intérprete este verano cuando estaban aquí mi madre y mi hermana y Clara les hablaba en su propia lengua (que se acerca peligrosamente al neerlandés, lo admito). De hecho, en momentos en que Clara no para de berrear -sea en el idoma que sea- y Mathias y yo tratamos de ignorarla deliberadamente, Tobias hace de intermediario lingüístico/hermano mayor: "Mamááááá, mamáááá, que Clara quiere chupete/chocolate/un helado/jugar/ver dibujos aunque no sea la hora/mandaros a tomar por c....".
Un traductor en potencia tengo en casa, para orgullo y regocijo de su madre, cual gallina clueca.
Hasta aquí mi entusiamo, porque resulta que el señor empieza a ser una personita y tener su personalidad y, ay, preferencias. 
La semana pasada pasó varios días el nene con su abuela, y uno de ellos se lo llevó a la playa, a pasar el día con su hermano y su cuñada (de mi suegra, la abuela de Tobias, se entiende). Resulta de que la cuñada -Patricia, se llama, así ahorramos letra, espacio y explicaciones de las relaciones de parentesco- es profesora de italiano, y muy mona ella quiso hacer sus averiguaciones con Tobias.
"Vamos a ver, Tobias" (todo esto en español, muy mona ella, que algo chapurrea por aquello del italiano), "¿qué es lo que habla mamá, español o neerlandés?" "Español", respondió él, muy ufano, aparentemente. "¿Y papá?" "Nederlands", dijo él. "Y tú, Tobias, ¿tú hablas español, verdad?" "¡Neen, neen-dijo él- ik spreek Nederlands!" (sin traducción).
Vaya, que el niño ha decidido adquirir conciencia lingüística. Hay que joderse.
Voy a tener que someterle a un curso de inmersión lingüística a base toneladas de tortilla (que le vuelve loco), jamón, lentejas, chorizo, arroz con leche, croquetas y demás exquisiteces patrias para reconducirle por el buen camino...

3 comentarios:

Yo, profe de español, escritora y periodista soñadora dijo...

Qué bueno Lydia!!!!!

Begoña dijo...

Jajajaja...bueno, seguro que son fases y con esos "alicientes" y filóloga como tú en casa acabará cogiendo conciencia lingüística de la buena...por las buenas o por las malas, jeje.

Mil besos, preciosa

Peps dijo...

Ay que me lo estoy imaginando con el "ik spreek nederlands" jajajaja. ¡Qué tío! Eso y lo de hacer de intérprete de su hermana, en plan "no la hacen caso porque no la entienden, pobrecita. La próxima vez que le vea le voy a pedir que me dé un curso intensivo de neerlandés. Y le voy a decir que el español mola piruletas.