martes, 19 de marzo de 2013

The corrections

Hace unos meses leí en una entrevista  a Jonathan Franzen que sus novelas eran terapia para curarse de la rapidez de las nuevas tecnologías y del ritmo del mundo en que hoy vivimos.
Yo ya me había leído "Freedom" e intuía en qué sentido lo decía.
No obstante, ha sido ahora, ayer para ser exactos, cuando esas palabras que había almacenado en mi memoria (desechando tantas otras que nos invaden todos los días) han cobrado pleno sentido.
Y he  asentido con la cabeza, cargada con un libraco de 600 páginas de Gante a Lovaina y vuelta, dos días por semana, además de todos los demás artículos y libros y cuadernos y papeles y preocupaciones que llevo en la mochila. 
Me ha atrapado desde la primera línea, apartando sin ningún tipo de remordimiento a los periódicos que se hojean en 10 minutos, los titulares rápidos de prensa online, las noticias de 15 (¡máximo!) líneas. Y porque no tengo ni twitter ni facebook, ya sabéis, que si no estoy segura que también me apartaría de ellos.
Gracias, Sr. Franzen, porque sin ser adicta a las redes sociales yo también sufro con la rapidez e inmediatez de todo, y con su libraco a cuestas el mundo se para cada vez que lo abro y me recuerda el placer de la lectura por el puro placer de leer, de poder concentrarse durante (es lo que dura mi viaje) una hora de manera ininterrumpida.
A lo mejor es autosugestión, pero me siento más serena hoy, con la mente despejada y más lúcida para escribir sobre mi tema de investigación. Parece que hasta pienso mejor.
Ha salido y el sol y he decidido no engullir sin pensar los titulares que el periódico quiere meterme a la fuerza por los ojos, sino concentrarme en una noticia que me interese y leerla a fondo, sin saltarme líneas o ir en diagonal, pensando en cuál es la siguiente tarea que tengo que hacer. También he apagado la radio y he decidido irme a lo que sé que me gusta y me tranquiliza, Ben Harper, para descubrir que le tenía un poco olvidado y que hay discos que todavía no había escuchado.
Bendita terapia, y todavía 500 páginas por delante. Promete.

1 comentario:

Begoña dijo...

Sí...tiempo y calma...Yo he descubierto que empiezo mucho mejor los días si acompaño el desayuno con unas cuantas páginas de un buen libro.
Mil besos, guapa.