viernes, 23 de marzo de 2012

Día redondo

Hoy, en el día de tu 2° cumpleaños, hace un sol radiante, un tiempo precioso, parece que hecho a propósito para que el domingo podamos celebrarlo al aire libre, con globos y tarta y cumpleaños feliz en dos idiomas (como el año pasado).
Cómo has cambiado en un año, madre mía. Y cuánto ha cambiado todo a tu alrededor, a nuestro alrededor. Para empezar, existe Clara, la muñeca morena de ojos grandes, como me gusta llamarla. No sólo existe, sino que tiene ya casi 10 meses, buf, otra que no para de crecer y de cambiar. Y cómo la quieres. Es un regalo ver cómo os comunicáis a vuestra manera, ella sentada en su parque floja de risa miránodte, y tú sentado en la trona haciéndole bobadas para que se ría, y cuanto más se ríe ella más lo haces tú, y así podéis pasaros un buen rato, enredados en esa espiral de risas. Clara empieza a palmotear y a gritar como loca cuando ve que bajas de tu habitación por las mañanas, o cuando te acercas a ella para darle besos o un juguete que se le ha caído. ¡Pero si hasta véis juntos los dibujos, los dos monísimos, repeinados después del baño, sentados en el sofá!
Fíjate todo lo que te cuento, todo lo que has cambiado desde tu último cumpleaños. Ya no sólo andas, y corres, y comes totalmente solo, y te sabes canciones, y has viajado solo con tu papá a Italia, y has probado un helado, y bajas las escaleras solito, y sabes contar en los dos idiomas!, y hablas una mezcla graciocísima de neerlandés-español-Tobisiano, sino que, además, eres ya y te comportas como un hermano mayor.
Los autobuses, Mickey Mouse, los patos del estanque del parque cerquita de casa, tu bici (y, espera, ya verás qué sorpresa te tenemos preparada, una bici de verdad, de niño mayor, como esas a las que te quedas mirando embobado cuando vamos al parque) son, además de Clara, tus héroes. Sí, digo héroes sabiendo que son objetos, animales y dibujos animados, pero es que sin ellos no podrías vivir. Sin papá y sin mamá, bueno, quizá, pero un mundo sin autobuses????

Y en seis, meses, al cole. Que ya lo dices, cole, cole, aunque no estoy muy segura de que sepas qué significa, pero ya tendrás tiempo (aaaaaaaaaaaaaños y años de tu vida) para saber qué significa. Pero esa es otra historia, hijo, no vayamos tan deprisa, bastante rápido crecéis ya.
Y nosotros lo mucho que lo estamos disfrutando, vaya que sí. Más intentsamente si cabe este fin de semana. Hoy, para mí, es un día redondo, intensísimo.Tengo lágrimas en los ojos casi desde que me he levantado. Lleno de recuerdos, del mismo día en que naciste, lo largo, duro y doloroso que fue el parto, las horas posteriores, lo pequeñito y distinto que eras a como eres hoy, tu olor a jamón de York (lo siento, pero es así; un olor a vida, a carne, un poco a animal, no lo olvidaré nunca), el mundo tan nuevo y desconocido que se me abría con un bebé en brazos, los miedos, los interrogantes, el milagro de ser madre y de que la vida, a partir de ese momento, ya no sería nunca la misma. Sería, es, mejor, infinitamente mejor.

Es un día redondo porque celebramos los dos años que hemos pasado a tu lado, la personita en que te has convertido, con tu carácter, tus miedos (al agua, a caerte, al motor de algunos coches o motos), tu risa sonora y contagiosa, tus propios gustos, tu horario. Celebro también, yo sola y sn que nadie lo sepa, el cajón de recuerdos que guardo aquí dentro, desde mi embarazo hasta esta misma mañana, y los saco uno a uno, o varios a la vez, los miro, los saboreo, me regodeo en ellos.
He empezado a escribirte esta entrada como el año pasado, con la mente puesta en que es mi particular regalo para ti, especial, inmaterial, que quizá te guste desempaquetar y leer dentro de unos años, que qué bonito si consigo hacer de ello una tradición. Pero me doy cuenta de que el regalo eres tú y, aunque suene a tópico, las palabras se quedan cortas para decirte hoy lo infinitamente mucho que te quiero.

Gracias, Tobias, por regalarnos este día tan redondo, por estar aquí, por ser tú y ser ya como eres, por hacerme sentir tan orgullosa de ser tu madre. Por completarme.



PD: Y, por si fuera poco, día más redondo aún: esta es la entrada n° 250 de este blog ;-)

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