miércoles, 9 de marzo de 2011

Momentos

Que hacen que este miércoles, siempre el día más largo y más duro de mi semana, lo sea menos.
El primero, a las 6 de la mañana. Sí, sí, Tobias ha decidido que era ahora de levantarse ya y jugar, y hemos pasado varios minutos remoloneando y jugando y riendo los tres (Mathias, Tobias y yo) en la cama. No parecían las 6, ni siquiera era importante el madrugón. Sentirles tan cerca me ha ayudado a empezar el día con buen humor, contagiada de las carcajadas y abrazos de Tobias, que ahora juega a esconderse bajo las sábanas y hacer "como que no está". Y Mathias, tan sumamente atractivo esta mañana, riendo también, jugando con Tobias a lanzarle por los aires. Parecía domingo, uno de los buenos.
El segundo, sólo para mí, ahora mismo, al volver de mi pausa para comer. Normalmente los miércoles voy a comer con mi jefe, pero hoy él no podía, así que sola. Al volver, a la 1 en punto, el carrillón (un carrillón, mejor dicho, porque no sé bien cuál era, aquí en Lovaina hay varios, creo) estaba tocando "Killing me softly", una canción que me pone el vello de punta. Y serán las hormonas, o el embarazo, o que realmente era un momento hermoso, porque se me han saltado las lágrimas, y he sentido que de verdad tengo que atrapar esos momentosy saborearlos intensamente, que si no la vida se me escapa.
Ahora es más fácil enfrentarme a la modorrilla de después de comer y a la traducción inmensa que me espera, a las largas horas que aún me quedan por delante hasta llegar al final del día de vuelta a casa.

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