Podría contar también algunas de las novedades en el crecimiento y desarrollo de Tobias (no me resisto a una, y es que lleva tres noches seguidas durmiendo de un tirón!El mundo se ve de otra manera cuando, después de cuatro meses sin hacerlo, vuelvo a poder dormir siete horas seguidas), escribir acerca de todo lo que siento sobre el milagro de llevar ya dos años casada con un hombre maravilloso que hace que yo sea más completa y mejor persona, o contar los planes que tenemos para el resto del verano. Incluso podría sumarme a los comentarios y refelexiones que cada día se hacen acerca de las noticias que recorren el mundo.
Pero no. El cuerpo me pide más disfrutar de todo eso, de cada instante, salir a la calle, jugar con Tobias, ir a terracitas, quedar con amigos para hacer barbacoas y desayunos en el parque, mucho más que sentarme delante del ordenador a escribir en el blog o leer los que ya sigo. Para eso tendré todo el otoño y el invierno, que aquí son bien largos y duros.
Ahora toca disfrutar de lo que me ofrece la vida, del milagro de despertar cada día.
Me encanta el verano, me siento una persona tan distinta...
1 comentario:
Llevas tooooda la razón.
Ya dijo alguien "cuando se es feliz no se escribe, se vive!"
Elvira
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