domingo, 25 de abril de 2010

Sin título

Porque no se me ocurre ninguno que recoja todo lo que quiero contar. Al fin y al cabo, como muchas otras entradas, una miscelánea. Pensamientos y reflexiones y emociones y cosas de Lydia acumuladas en los últimos días, y sólo hoy, domingo soleado y cálido de abril, tengo tiempo para ponerlas por escrito.
Para empezar, la sensación tan increíble de que el mundo despierta en primavera. La gente, la ropa, las comidas, el humor, los colores, todo es diferente ( y mejor, mil veces mejor) en primavera. Gante es una ciudad maravillosa para disfrutarla, y los paseos con Tobias son la excusa perfecta para saborear ratitos de soledad sentada en un banco junto a alguno de los canales que la atraviesan y le dan su especial carácter. O ir a alguna terraza, llenas hasta los topes sobre todo los fines de semana, con amigos fascinados por lo tranquilo que es Tobias.
Esas son las cosas importantes de la vida, supongo. Ocultas casi siempre, al menos para mí, por el espesor de las que son urgentes. Una batalla constante en mi caso: lo urgente contra lo importante, y suele vencer lo primero, para rabia y disgusto mío.
Por eso escribir aquí me ayuda a recuperar la perspectiva, lo importante: la celebración del primer mes de vida de Tobias el viernes, coincidiendo con el día del Libro y la presentación del primer libro de mi amiga Begoña en nada menos que Libertad 8 ( y qué tristeza perderme, una vez más, las ocasiones importantes por culpa de la distancia...). O haber terminado ya "El principito" y su lectura en voz alta para Tobias, mi pequeño regalo por su primer cumple-mes; volver a redescubrir música, otra voz de mujer, "Florence and the machine", y este vídeo genial con Dizzie Rascal ; ordenar los zapatos guardando los de invierno y sacando los de primavera/verano; encontrar tiempo para cocinar algo o, como hoy, comprar el periódico para leerlo al sol con Tobias, Mathias ( si vuelve a tiempo de la guardia) y un helado.
Sí, en comparación con otras cosas que están pasando en el mundo, en Grecia, en Tailandia, el volcán de Islandia, lo de Garzón, la entrega del Cervantes, atentados en Irak, tanta hambre y miseria y guerra, lo que para mí es importante parece no serlo. Pero lo es.
Mi hijo, mi marido, los pequeños logros de cada día, la casi sonrisa de Tobias, 15 minutos de una tarde de domingo para escribir, el sol, las ventanas abiertas.

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