viernes, 25 de abril de 2008

Por fin parece que ha llegado la primavera, y aquí en Bélgica la gente se aventura a vestirse como en verano, con 20 grados que se agradecen (sobre todo al sol) pero que se me quedan lejos del tiempo para calzarme las sandalias...Las terrazas están llenas,desde las 11 de la mañana hasta las 12 de la noche, da igual que, ya anochecido, el termómetro baje hasta los 8-9 grados: ¡es primavera! Helados, pantalones cortos, faldas, camisetas, colores vistosos, sandalias de todos los tipos, tamaños y formas, gente en los pocos parques que hay en la ciudad, al borde de los canales, en plazas y rincones calentados suavemente por un sol muy del norte que pocas veces pica.
Los domingos son ahora un día para pasar al aire libre, montar en bicicleta, ver a más amigos y de mejor humor; atrás quedan esos interminables días lluviosos que apenas llegaban a las 4.30 de la tarde: todo el mundo comenta lo a gusto que se está al salir de trabajar y darse cuenta de que aún queda vida alrededor.
Voy a dejarme empapar por el entusiasmo colectivo y, por unas horas, dejo mi ordenador y mi ventanita al mundo que conozco a través de la pantalla para empaparme de sol. Y de mundo "real".

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