Para salir del letargo invernal. Dios, qué largo.
No me había olvidado del blog, es que estaba hibernando. ¿O invernando? En plan crisálida.
Ya era hora: sol.
Las lecturas, las tardes larguísimas, el calor de la mantita cuando fuera hace frío y llueve y nieva, los blogs y artículos y entrevistas y novelas y columnas y reseñas cristalizarán, seguro.
Están entretejiéndose en mi cabeza. Cierro los ojos y me dejo acariciar por el sol.
Nada se pierde, todo se transforma, como dice Jorge Drexler.
Todo llega.
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