Quizá para otros padres sea algo más normal, pero nosotros nunca hemos estado tanto tiempo separados de vosotros.
Sí, en junio fuimos un fin de semana a Frankfurt, a la boda de Elmar y Claudia, y os quedatéis con memé, pero fueron solo dos días y medio. Esta vez, ya hemos superado ese "récord".
Con todo lo que está pasando en el mundo y yo que no puedo dejar de pensar en vosotros...
Sí, estáis estupendamente en casa de oma Rita, con su jardín que tiene un estanque con ranas, con la tele grande en la que podéis ver dibujos que aquí normalmente no podéis ver, sin tener que pegaros esos madrugones para llevaros a la guardería. De vacaciones, vaya.
Vuestras vacaciones tienen una razón de ser: estamos pintando la planta de arriba. Sí, claro, vuestra habitación, por supuesto, y también el despacho y el rellano. Está todo patas arriba, de modo que no podíais estar en casa, menos aún en una semana en que vuestra nueva guardería todavía no ha abierto. Y con ese olor a pintura, buf. En fin, que no.
La verdad es que nuestros días son larguísimos y muy intensos: trabajamos todo el día y, sobre las 18 o así, cuando ha terminado la jornada laboral, empieza la de pintura y bricolaje. Hasta las 21 o las 22, acabamos hechos polvo, con pintura hasta en el esófago, cenando algo rápido y a dormir. Caemos como filetes, no os podéis iamginar lo agotadores que son estos días.
Os escribo no solo para contaros nuestros avances pintureros, sino sobre todo para deciros que os echamos de menos. Mucho. No quiero ser madre llorona que no sabe estar ni 5 minutos sin sus hijos, pero la casa está tremendamente vacía y silenciosa sin vosotros dos. Sin los llantos de Clara porque no estoy todo el tiempo pegada a ella cual lapa. Sin las canciones en dos idiomas de Tobias y su correspondiente coreografía. Sin Bumba-Mickey Mouse-Baby Einstein y Pocoyo después de cenar y antes de ir a dormir. Sin vuestras incipientes peleas por el mismo juguete. Sin las prisas y carreras de las mañanas. Sin la risa de Clara cuando le hacemos pedorretas en la tripa o su manera de decir "papáááá" alargando mucho la última vocal y con carita de niña dulce. Sin los cuentos que me invento para vosotros cuando, ¡por fin!, estáis ya en la cama o el último beso que vamos a daros siempre antes de irnos a dormir nosotros...
Sé que lo estáis pasando bien, y me siento super orgullosa de vosotros cuando cada tarde llamamos por teléfono y Tobias nos cuenta vuestras aventuras del día. Se me encoge un poco el corazón, pero luego pienso que es por vuestro bien, que queremos daros lo mejor y así no solo os damos una habitación más bonita y alegre, sino una semana de regalo con oma.
Pero os echo tanto de menos que, en vez de estar concentrada ahora preparando mis congresos y el tema del doctorado, aquí me tenéis, escribiendo esta carta, y deseando que llegue el viernes por la tarde para volver a tener la casa llena de vosotros.
Os quiero.
1 comentario:
Pues mucho ánimo mami, que me puedo hacer una idea de lo durillo que está siendo...Eres una madre muy valiente y trabajadora, tus hijos estarán muy orgullosos de ti cuando se den cuenta.
Un abrazote y ánimo y disfruta un poquito de estar con "papááá" a solas ;-)
E.
PD: Amélie también le llama así, a la española y me parece super mono...
Publicar un comentario